Entrevista
con el profesor Rafael Otano"El Metropolitano salió
por la puerta trasera"
A
partir del reciente cierre de dicho diario, el periodista y académico
de nuestra escuela analiza las principales causas y consecuencias
de la paulatina desaparición de importantes medios escritos
desde 1990, para los cuales "está pendiente un funeral".
Rafael
Otano regresó a nuestro país proveniente de España
a finales de 1989. Desde esa fecha sigue de cerca los vaivenes de
los medios de comunicación chilenos. Su percepción
no es muy optimista. Es enfático en señalar que "desde
1990, año en que vuelve la democracia, se ha minimizado el
espacio noticioso y de opinión y nos encontramos con un espacio
comunicacional que de ninguna manera representa las distintas opciones,
estados de ánimo o talantes políticos y culturales
que existen en el país, es decir, existe una asimetría
peligrosa entre los medios y el público chileno".
En
este escenario, Otano ha visto con tristeza la desaparición
sin pena ni gloria de muchos medios escritos. Así lo ha dejado
en evidencia en varios trabajos, entre los que destaca el artículo
Seis revistas, dos diarios y ningún funeral publicado en
Comunicación y Medios (2000), revista académica de
nuestra escuela, donde analiza la caída de varios íconos
del periodismo chileno durante los primeros gobiernos de la Concertación,
entre ellos la revista "Apsi" (1995), "Análisis"
(1994) y el diario "La Época" (1997).
El
último de los periódicos que ha vivido esta lamentable
situación fue "El Metropolitano", que desde el
pasado 13 de junio que no se encuentra más en los quioscos
de nuestro país. Después de 4 años en circulación
y con un total de 1.114 ediciones dijo adiós en el más
apabullante anonimato. Ni siquiera el cambio de dirección
logró que continuara su labor periodística, considerando
que desde septiembre del año pasado estaba a cargo de Alejandro
Guillier.
El profesor Otano, autor de los libros "Crónica de la
Transición" y "El Oficio de Mirar", recuerda
que "El Metropolitano" comienza de manera atípica,
con una marcha blanca que duró casi un año. Los dueños
querían dar un golpe y para ello intentaron hacer un tipo
de periodismo acorde con el nuevo tipo de lectores. Crearon un formato
que permitía una lectura rápida, llena de píldoras
informativas y noticias comprimidas. Además, se habían
reunido una serie de intelectuales nacionales con mucho que decir
en el aspecto cultural como Roberto Merino, Rafael Gumucio, Alfredo
Jocelyn-Holt y Pablo Azócar.
Por
todo ello, Otano creyó que sería una alternativa viable
de pluralidad, pero a su juicio no cumplió con las expectativas.
"El Metropolitano al comienzo daba la impresión que
iba a mover la mesa, que iba a mostrar un nuevo tipo de noticias,
de personajes, pero a la larga no fue así". Y agrega
que "fue una esperanza, un aporte inicial, pero rápidamente
se notó que los propietarios o el directorio tuvieron miedo
y cerraron sus propias posibilidades de hacer un producto realmente
nuevo y alternativo". Además, sostiene que pesar de
que su formato era un poco más arriesgado, no se logró
lo mismo con los contenidos. "Y si un medio no tiene una apuesta
clara y su agenda no es distinta, al final los otros medios te comen,
te sacan", asegura.
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A pesar
de esto, Otano es claro al señalar que el cierre de muchos
de estos medios escritos no es sólo un problema de apuesta
periodística, sino que depende absolutamente de los intereses
económicos y políticos en juego. A su juicio, los
gobiernos de la Concertación no supieron tenderle una mano
a varios medios que ayudaron al termino del gobierno militar (lo
que sí se hizo con "El Mercurio" en su momento,
sostiene), por lo que se vieron sin protección alguna frente
a las leyes del mercado. Sin publicidad y en oposición a
los consorcios periodísticos más importantes del país
como El Mercurio y Copesa vieron cómo sus propuestas desaparecían
inexorablemente.
¿Cree
usted que el vacío dejado por estos medios desaparecidos
lo ha llenado el llamado periodismo de farándula y las revistas
del corazón?
-No está mal la hipótesis, pero no creo que esto sea
así del todo. Te doy la razón en una cosa: ahora los
medios de comunicación cada vez más van siendo de
entretenimiento, de diversión y al rebajarse mucho el interés
político predomina la ciudadanía pasiva. Tanto "La
Tercera" como "Las Últimas Noticias" han logrado
importantes espacios en este sentido. El problema es que si este
género irrumpe en todas partes nos encontramos con una frivolización
severísima de los medios de comunicación.
¿Ha
tenido, a su juicio, un digno funeral el diario "El Metropolitano"?
-Para todos ellos (los medios desaparecidos) está pendiente
un funeral. Todas estas revistas y estos medios salieron por la
puerta trasera. Yo creo que no se ha hecho funeral porque a la opinión
pública ya no le interesa demasiado. Cuando reclamamos libertad
de expresión y pluralismo democrático estamos reclamando
algo que el propio ciudadano no lo está haciendo suficientemente.
Si lo estamos haciendo sólo los periodistas y abogados no
sirve, tiene que ser un clamor de la ciudadanía. Los que
tienen derecho a ser informados con calidad y pluralismo son los
ciudadanos, por lo tanto, este es un tema que va más allá
del tema profesional y se instala en la ciudadanía misma.
¿Mea
culpa de los medios?
-Creo
que los propios medios han sido poco astutos, yo lo noté
cuando llegué a la revista "Apsi", momento en que
señalé la importancia que está teniendo el
tema sociedad, en desmedro del político, pero no lo consideraron.
Hoy están faltando medios que sepan leer lo que sucede en
la sociedad, que sepan ponerle nombres a las cosas que están
pasando, que le pongan nombre a los fenómenos. No hay una
verdadera tematización de los fenómenos que están
pasando en Chile. Los medios no han sabido conectar con esas cosas,
ponerle cara, rostro y nombre a los hechos.
Daniela
Estrada |
Viernes
26 de julio, 2002
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