Empresas
periodísticasCómo sobrevivir en el mercado
y no morir en el intento
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El
panel de expositores estuvo conformado por Nibaldo Mosciatti,
director de prensa de radio "Bío Bío";
Francisco Martorell, director de "El Periodista";
Jaime de Aguirre, director de Chilevisión; Carola Espinoza,
directora de Periodismo de la Universidad Mayor de Temuco;Alberto
Luego, ex director de "La Nación". |
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¿En
qué se parece un medio de comunicación a un cortaúñas?
Simple: ambos deben subsistir en la vorágine mercantil. El
problema es que esta semejanza involucra peligrosamente a uno con
el otro.
En
el mercado podemos comprar muchas cosas. Pañales, armas,
chicles y diarios están a monedas de nuestro alcance. Pero
¿qué diferencia al cortaúñas de un medio
de comunicación? Diversas respuestas surgieron en el panel
“Empresas periodísticas: entre el ciudadano y el consumidor”.
Más
allá del subestimado bien que le hace el cortaúñas
a nuestra sociedad, este producto no tiene la responsabilidad social
de los medios. ¿Cuál es? Depende de quién lo
diga. Para Nibaldo Mosciatti, director de prensa de radio “Bío
Bío”, el compromiso pasa porque la comunidad se pueda
expresar. Según el director de radio “Estrella del
Mar” de Ancud, Miguel Ángel Millar el deber de los
medios no es decir lo que piensan, sino orientarse al mundo que
quieren construir sus auditores.
Y
las diferencias continúan. A nadie se le ocurrió alguna
vez exigir independencia para cortarse las uñas. Por el contrario,
los periodistas usan el concepto de libertad de expresión
tanto como el cepillo de dientes. Miguel Ángel Millar advierte
que esta atribución constituye un medio para construir un
mundo distinto, no un fin en sí mismo como muchos creen.
Francisco Martorell, director de la revista “El Periodista”,
agregó que el ejercicio de este tan demandado derecho debe
incluir cierta autonomía de la audiencia, que permita entregar
contenidos que podrían desagradar a los lectores.
En
poco difieren los dedos de los habitantes de Arica a la Antártica,
por lo que no se necesita modelos diferentes de cortaúñas.
Otra cosa sucede con el abanico mediático. Mosciatti aseguró
que el rol de los medios es fiscalizar. En ausencia de fórmulas
locales, no hay fuerza ciudadana que vigile el accionar de quienes
tienen el poder en aquellos lugares.
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"El
gobierno debiera asegurar la existencia de los medios, y eso
se lograría mediante una distribución equitativa
de la publicidad estatal", aseguró Martorell. |
Sin
embargo, la existencia de medios regionales es difícil. En
general, el financiamiento proviene de la publicidad. Pero los auspiciadores
sólo anuncian cuando esto les permite llegar a una gran audiencia
por un bajo costo. Así, las ciudades con pocos habitantes
presentan mayores dificultades para sostener económicamente
proyectos informativos. “El único medio local al que
puede aspirar el habitante de un lugar con menos de 100 mil habitantes
es un medio cagón” afirmó Millar.
Y
ahora ¿quién podrá defender la existencia de
un periodismo de calidad en todo el país? De seguro un súper
cortaúñas no podrá hacer nada. Pero el Estado
surge reiteradamente como el “Chapulín Colorado”
en las bocas de los panelistas. Alberto Luengo, ex director del
diario “La Nación”, sostuvo que es responsabilidad
de éste equilibrar el escenario periodístico nacional.
A su juicio, existe una asimetría en la balanza de nuestra
prensa escrita, cargada hacia un polo ideológico que comparten
los dos grandes conglomerados de Chile.
Más
básico es el reclamo de Francisco Martorell, quien cree que
el gobierno debería asegurar la existencia de los medios
de comunicación. Según el director de “El Periodista”,
esto sería posible a través de una distribución
equitativa de la publicidad estatal. Algo que hoy no sucede.
El
procesado asesor de dirección ejecutiva de Chilevisión,
Jaime de Aguirre, critica la legislación que tiene que ver
con temas de periodismo y libertad de expresión al afirmar
que es “añeja, ineficaz, completamente injusta, completamente
discriminatoria”. Para él, los principales responsables
de esto son los propios legisladores.
A
pesar de todas estas distinciones, los medios de comunicación
se parecen a los cortaúñas en que ambos son productos
comerciales y como tales deben financiarse. Si el cortaúñas
lo logra con su venta, los medios lo hacen con el avisaje.
Una
de las formas más duras de expresar la dependencia de los
anunciantes es que los medios venden consumidores a sus auspiciadores.
Francisco Martorell señaló que si bien su medio busca
ciudadanos consumidores, es distinto a tratarlos sólo como
tales.
Contrario
a su colega, Miguel Ángel Millar piensa que la necesidad
de que los medios lleguen a sus potenciales compradores, deja de
lado a los quintiles base de nuestra sociedad. Si la labor periodística
se sostiene únicamente en los anuncios y los más pobres
no constituyen su público objetivo, no habrá medios
para ellos. Razón por la cual, el éxito económico
no asegura autonomía, aseveró el panelista.
Aunque
las formas de lograr la independencia y las responsabilidades involucradas
parecen diversas en el mundo periodístico, el objetivo debe
ser el mismo: no permitir que los medios existan sólo para
vender cortaúñas.
Sitio oficial
del encuentro
Desde
Temuco
Estefanía Etcheverría |
Viernes
03 de septiembre, 2004 |
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