Los cultores incondicionales del Hombre Araña no podíamos
quedarnos con las ganas: ver al superhéroe de la telaraña
con una versión en la pantalla grande a todo nivel.
Los superhéroes de DC Comics, compañía archirival
a la que pertenece Spider-Man (Marvel Comics), tenían a
sus dos caballos de batalla, Superman y Batman como estrellas
del séptimo arte entre los 80 y los 90. No había
mucho donde elegir para los seguidores del escalaparedes neoyorquino,
salvo conformarse con aquella serie de dibujos animados sesenteros
que aquí pasaron en los ochenta (los de la mítica
canción “Friendly Neighboard Spider-Man” versionada
hace unos años por The Ramones), con figuras estáticas
que se repetían varias veces y que no tenía mucha
continuidad entre un capítulo y otro, o bien la lectura
de algunos de los comics de la zaga The Amazing Spider-Man, de
la editorial Pincel que contaba los devenires del arácnido
vestido de rojo y azul.
Pero faltaba el paso al estrellato definitivo, la pantalla grande.
Sólo había el indicio de aquella desabrida serie
con actores reales, con Nicolas Hammond (ex niño terrible
de la Novicia Rebelde ) en el papel de Peter Parker, que acá
estrenaron primero en cines y que luego se convirtió en
serie de televisión, a mediados de los 80, pero estaba
claro que el superhéroe arácnido, creado en agosto
de 1962 por Stan Lee y Steve Ditko con dibujos no acreditados
de Jack Kirby, exigía una edición en celuloide como
se merecía su popularidad, una performance de mejor calidad.
Y bueno, afortunadamente, el sueño de los fanáticos
se hizo realidad hace un par de años, con la primera parte
de Spider-Man, dirigida por Sam Raimi y con Tobey Maguire en el
rol principal y la bella Kirstey Dunst en el papel de Mary Jane
Watson.
El 30 de Junio del 2004 se estrenó la segunda versión
cinematográfica. Mismo director, mismos protagonistas.
Las segundas partes nunca son buenas, reza el refrán pero
parece que al menos en este caso, dicha lógica no se da.
El éxito se repitió y su incondicional público
no abandonó a su hijo pródigo.
El segundo capítulo muestra un perfil más humano
del héroe. Peter debe afrontar nuevos desafíos mientras
lucha contra el don y la maldición de sus poderes equilibrando
su doble identidad como el escurridizo superhéroe Spider-Man
y la vida como estudiante universitario. En medio de su agitada
vida, se enfrenta con el Doctor Octopus (Alfred Molina), el alter
ego de Otto Octavius, científico que por un mal experimento
ha adherido una serie de tentáculos metálicos a
su cuerpo convirtiéndose en un peligroso malhechor. En
tanto, su atracción de siempre por Mary Jane se hace incluso
más fuerte mientras lucha contra el impulso de abandonar
su vida secreta y declararle su amor. Mientras, ella ha seguido
con su vida. Se ha embarcado en su carrera de actriz y está
comprometida con un astronauta.
Quizás los detractores alzarán la voz otra vez,
hablando pestes y criticando que a la película le faltan
muchas cosas. Y puede ser verdad, pero dejo a los cinéfilos
los aspectos técnicos. Posiblemente la película
no sea El Padrino, ni Tobey Maguire sea Al Pacino, como pretenderían
los puristas, pero, bueno, pidámosle a cada cuál
lo suyo, nada más y nada menos. Como balance el saldo es
positivo: éxito de taquilla una linda historia de amor
y aventuras, y un grato momento para compartir en familia junto
a los niños, siguiendo la ruta de la telaraña de
Spider- Man o El Hombre Araña 2, en sus aventuras en la
ciudad de los rascacielos.