|
La
onda kitsch llegó a Chile
El
culto a lo extravagante se hace moda
Los años ochenta,
época de canciones “cebolla”, ropa y peinados
extravagantes, las performances de Pepito TV y el “Festival
de la Una”. Momentos que están presentes en la
memoria colectiva chilena.
Un grupo de treintañeros se decidió a juntarlos
en la onda del Kitsch, corriente que nació
para nombrar a lo estrafalario, que hoy es parte de nuestra
cultura en forma de fiestas, programas de radio, y mercadería
alusiva al tema, y que ha llegado con intención de
quedarse.
Por Pablo Lonza y Juan Pablo Bravo
Todo tiempo pasado fue mejor. En realidad, esta consigna
es bastante discutible, hay que reconocer que siempre es pronunciada
por personas que nunca tienen menos de cinco décadas
en el cuerpo, cuando miran con nostalgia esa juventud que
se les escapó cuando ya habían aprendido a vivirla,
y que nunca volverá, más que en recuerdos.
Pero todo cambia cuando son los mismos jóvenes los
que, escarbando en el baúl de sus padres y abuelos,
encuentran las ropas que ellos vestían, los vinilos
que bailaban y los regalos que recibieron de sus primeras
parejas. Y los toman, los usan, los visten y los bailan con
una complicidad y a manera de homenaje a la época donde
ellos sólo eran un cúmulo de sueños y
proyectos a veces incluso irrealizables.
El reciclar de modas y estilos de años anteriores no
es nada nuevo. La moda siempre encuentra la forma de mirarse
al ombligo y volver a ocupar los mismos clichés, los
mismos colores, los mismos ritmos que antes hicieron crecer
a los más viejos. Quizás aquí está
la esencia de lo que puede llamarse la “onda kitsch”,
grupo de jóvenes que, al igual que los hippies de los
noventa o la onda disco reinventada en la electrónica,
buscan, a través de los peinados exagerados y la música
cebolla de los ochenta, recordar y nuevamente inventar una
moda.
Dos son los casos más emblemáticos de este revival
ochentero: por una parte, están las Fiestas Kitsch,
organizadas por un grupo de jóvenes para recordar las
modas de sus padres, hacia finales del régimen militar.
Por otro lado, el mítico animador de programas como
“Dingolondango” y el famoso “Festival de
la Una”, Enrique Maluenda, a través de la productora
que lleva su nombre, organiza eventos que reviven las secciones
del espacio televisivo, añorando con esto la vuelta
a una televisión más ingenua, más limpia,
mucho más correcta que lo que se muestra por las tardes,
ya en la mitad de la primera década del 2000.
|
¡Hola
que tal, Festival!
Maluenda
es el referente obligado al hablar de la televisión
que se realizaba hacia finales de los años ochenta.
La TV siempre ha tratado de reflejar a la sociedad que la
mira, y esa gente busca sentirse identificada con los personajes
que ve dentro del aparato de rayos catódicos. Y es
el animador del recordado “Festival de la Una”
quien sirve como ejemplo preciso para caracterizar una época
donde el buen hablar y el humor sano llenaba los minutos televisivos.
La productora de eventos del animador se ha dedicado a revivir
el esquema del programa y a los artistas que, con sus shows
entretenían a la dueña de casa durante los ’80.
El 27 de julio congregó a un centenar de admiradores
del antiguo programa, junto con los admiradores del viejo
estilo de hacer televisión del que Enrique Maluenda
es estandarte. Con artistas de la talla de Zalo Reyes, Magaly
Acevedo, y el humor de Willy Benítez y Palito Show,
que nacieron y crecieron al alero del mítico espacio
del mediodía.
El show fue todo un éxito. Aunque se realizó
otro evento en Valparaíso, el de Santiago causó
mayor revuelo y obtuvo mayor atención de la prensa,
ya que celebraba los 25 años desde la primera emisión
del “Festival de la Una”.
Claudia Maluenda cuenta que la productora está abocada
de manera completa a la producción de eventos relacionados
con esta resucitación del programa de los ochenta.
Asegura que su padre está consciente del cariño
y el afecto que le profesan, y eso le reconforta. Sobre la
televisión y los programas actuales, Claudia hace saber
la opinión de su padre respecto a la necesidad que
la gente tiene de revivir los programas y recordar a los animadores
antiguos. “(Mi padre) Piensa que es porque la gente
quiere algo más limpio. Nosotros recibimos muchos mails
en la oficina, dándonos su opinión y diciendo
que la televisión necesita a la gente de antes, con
buen vocabulario, buena disposición, no sólo
cosas grotescas”.
Consultada sobre la posibilidad de que Enrique Maluenda vuelva
con su estilo característico a la TV actual, Claudia
es tajante “De la única forma que volvería,
sería con un programa folklórico, y eso a la
televisión chilena no le interesa”.
Al referirse a las fiestas, Claudia Maluenda dice conocer
todo el movimiento Kitsch y la revitalización
de artistas como Zalo Reyes, que participó en el evento
dedicado al Festival de la Una, y de Pepito TV. Pero deja
en claro que a su padre no lo han invitado a este tipo de
eventos y, si lo hicieran, rehusaría participar de
ellos, “Nosotros lo llevamos a donde queremos llevarlo”,
sentencia.
Las
fiestas de lo exagerado
Estas
celebraciones se hacen en el que ya se ha convertido en el
centro de las “noches bailables”, la discotheque
“Blondie”, donde ya en dos ocasiones se han reunido
una gran cantidad de personas al ritmo de las canciones que
movían al país en los setenta y ochenta. Ya
la entrada al evento es un cúmulo de recuerdos del
pasado, con pantallas gigantes que exhiben comerciales del
recuerdo o capítulos perdidos de series clásicas.
Además pueden deleitarse y volver a ser niños,
comiendo algodones de azúcar y manzanas confitadas.
Todo un ambiente de buena música y concursos, animado
y estelarizado por una de las figuras más reconocibles
de esos años: “Pepito TV”
La persona que le da vida a ese personaje es el actor nacional
Fernando Alarcón, y quién mejor que él
para contarnos acerca de esta nueva "onda Kitsch".
Alarcón dijo a CTN que aún está sorprendido
por este fenómeno y los ribetes que ha alcanzado en
la actualidad. Cuenta que nunca pensó que llegaría
a tal. Alarcón califica esta nueva experiencia de animar
las fiestas kitsch como “gratificante”,
y agradece al grupo de creadores detrás de esta iniciativa
por la oportunidad que le han dado de revivir a su más
querido personaje.
“La última vez que usé en televisión
el disfraz de Pepito TV, fue el 2000, cuando terminó
el ciclo del show que llevaba el nombre del personaje en Canal
13. Luego de hacer el último programa, cuando estaba
guardando el terno de colores, me puse a pensar que sería
la última vez que lo usaría, que Pepito TV,
se quedaría para siempre en el cajón de las
pelucas”, dijo.
La elección de Alarcón como rostro visible de
estas fiestas, obedece a la gran empatía que tiene
con los jóvenes, quienes lo ven como un referente televisivo
de su época. Más aún, si es que son más
jóvenes y no alcanzaron a verlo como “Pepito
TV” o “Canitrot” en el Jappening en los
ochenta, lo pueden asociar en la actualidad como protagonista
de las miniseries del programa Mekano, como “Don Floro”,
Xfea2” y “Escool”, que tenían a Alarcón
como protagonista, acercándolo mucho más a las
nuevas generaciones. Así, las encuestas para elegir
al animador de las fiestas resultaron apuntar a la figura
de Alarcón y su personaje.
“Aparecen dos jóvenes que vienen con la idea
de hacer unas fiestas que revivirían las canciones
y los programas de televisión de antaño, y me
ofrecen la pega de animador, porque hicieron una encuesta,
y era yo era el elegido. Esto me gustó mucho, porque
siempre he tenido un feeling especial con los jóvenes,
y acepté animar estos eventos, pero nunca pensé
que tendrían esa convocatoria, porque, cuando todas
estas canciones que se tocan en nuestras fiestas estaban de
moda, eran los tiempos mozos de sus mamás y papás,
ellos eran tan chicos que quizás ni entendían
lo que decían, por eso encuentro muy entretenido que
ahora bailen y canten felices”.
Pero a pesar de sentirse gratificado por la aceptación
de los jóvenes, Alarcón no se considera del
todo feliz con estar ahora en portada, y concuerda con lo
que opina Enrique Maluenda en el tema del cambio de la televisión
chilena con respecto al tiempo en que ellos tenían
mayor figuración. “Obviamente la televisión
chilena ha cambiado con respecto a cuando yo empecé
en ella, la evolución que tuvo es comprensible, pero
aún así el ambiente que se vive hoy allí
no es bueno, yo no me siento cómodo en ella, prefería
la antigua”, comentó Alarcón a CTN.
|
El
futuro kitsch
Es
claro que este fenómeno de la “onda kitsch”
no durará para siempre. Como todo en la vida, las cosas
cumplen un ciclo. Hace poco se puso de moda en el país
y en el mundo tendencias de antaño, como todo lo relacionado
con lo hippie, u otros eventos que nos hacen recordar la belle
epoque. Siempre buscamos recordar el pasado, y en esta
ocasión, la visionaria gestión de los responsables
de lo kitsch ha hecho que este espacio del recuerdo
sea bueno para todos: rentable para los organizadores, rescatable
para los espectadores y, a la vez, en una instancia que revitaliza
la carrera de personajes que estaban en la memoria colectiva,
pero que quizás sin este fenómeno, no hubieran
vuelto a la contingencia.
Alarcón señaló a CTN que la repercusión
que tienen estos eventos del recuerdo, para los artistas que
son destacados en ellos es directa, y lo comprueba mediante
su propio testimonio. Dice que “ojalá que no
se acabe nunca esto”, pero está conciente que
todo es cíclico, y estos artistas tienen que aprovechar
el momento. Esto se refleja en que ahora TVN exhibe una versión
“VIP”, que podríamos llamar kitsch,
de su exitoso programa de canto y baile “Rojo”,
donde participan artistas con un pasado exitoso, como Peter
Rock, Buddy Richard, Florcita Motuda, Pancho Puelma o Cristóbal,
buscando ahora extender la onda kitsch a la televisión,
aprovechando el contexto de revival que existe en
el país.
Así que aproveche de ponerse esas ropas antiguas que
en otra ocasión le daría vergüenza ponerse,
porque estará a la última moda, además
peínese a la gomina o hágase la chasquilla y
vaya a compartir sus placeres culpables musicales a la Blondie,
o si no desea salir de su casa, vuelva a poner la radio AM
que escuchaba antes, o siéntese junto a la familia
a ver Rojo VIP, comiendo pan con palta. Es la hora de ser
kitsch.
|