Dependencia
energética:
Un problema que se veía venir
El
alza en el precio del gas importado desde Argentina; la reducción
en la cantidad de envíos a nuestro país en beneficios
de sus propios ciudadanos; el aumento en el valor del mismo
en los sectores fronterizos; los dimes y diretes entre las
autoridades nacionales y la gran cantidad de espacios ocupados
por esto en los medios de comunicación, no hacen más
que demostrar la enorme dependencia energética de nuestro
país.
Y aunque nadie pone en duda esto último, no deja de
sorprender que nuevamente el tema sea: quién no respetó
qué, y que sólo desde hace unos días
comience la preocupación por buscar soluciones que
desde hace tiempo algunos expertos en el tema han dado a conocer.
Por Isis Díaz López
5º año, Periodismo Político.
En
el 2004, año en el que se suscitó otra crisis
energética vinculada a la importación de gas
desde Argentina, las autoridades nacionales apuntaron a que
fue el país vecino el que desconoció contratos
amparados por protocolos y disminuyó los envíos
de gas natural hacia nuestro país. La razón:
las normas jurídicas de Argentina contemplan, en primer
lugar, entregar el gas para producción y consumo de
sus connacionales y una vez satisfecha la demanda local, el
resto puede ir a exportación.
Dos años después, el escenario se vuelve a repetir.
En 2004, el recorte de suministro bajó de 34 millones
a 15 millones de metros cúbicos diarios -para hacer
frente a la creciente demanda argentina por la reactivación
de su economía- y hoy la cantidad de envíos
de gas desde el vecino país continúa bajando.
La reacción de las autoridades fue similar a la acontecida
hace dos años, con la diferencia de que, en la actualidad,
a los recortes de gas natural se suman el aumento del precio
de éste, así como el alza en el valor del mismo
en las zonas fronterizas para los vehículos con patentes
extranjeras.
El Gobierno chileno culpa al de Argentina por no cumplir con
su palabra, aludiendo así al acuerdo al que habrían
llegado los Mandatarios de ambos países en la Cumbre
del Mercosur, celebrada recientemente en Córdoba. Sin
ir más lejos, Luis Maira, embajador de Chile en ese
país, señaló que “sigo sin encontrar
la causa de que se hayan aumentado 10 puntos más las
retenciones de lo acordado en Córdoba”.
Como se ha podido comprobar, las declaraciones de unos y otros
apuntan a que la mayor preocupación parece ser encontrar
el modo de seguir ahorrando mediante la importación
de gas desde Argentina -estudios señalan que la reconversión
a gas le permitió ahorrar a Chile durante el período
1997–2003, US$ 2.000.000.000 dos mil millones de dólares
en menor costo por el uso de las alternativas carbón
y petróleo y US$ 400.000.000 cuatrocientos millones
más por generación-, en vez de preocuparse desde
un comienzo de la forma en que Chile podría generar
energía disminuyendo su dependencia de las importaciones
del país vecino.
En los últimos días las autoridades del actual
Gobierno han presentado propuestas para terminar con la dependencia
energética –la planta de gas natural licuado
de Quintero reemplazaría al gas argentino a partir
del 2008- y han apostado por un mayor protagonismo del Gobierno
en el tema. Es más, la ministra de Minería y
Energía, Karen Poniachik, declaró hace unos
días que "el Gobierno ha decidido asumir un rol
protagónico para promover los acuerdos tendientes a
materializar iniciativas de GNL (Gas Natural Licuado) en el
SING (Sistema Interconectado del Norte Grande)”.
Si bien es cierto que el Gobierno está haciendo esfuerzos
por solucionar el tema energético, la respuesta ha
sido tardía. Como lo señala la titular de Ministerio
de Minería y Energía, la Presidenta Michelle
Bachelet, "le ha encomendado a Codelco liderar esta iniciativa
en conjunto con otros actores del sistema, para en una primera
etapa evaluar, estudiar las distintas propuestas que existen
(...) y en una segunda etapa liderar un proyecto tendiente
a construir una planta de GNL". Es decir, recién
se está contemplando la opción de evaluar y
estudiar las propuestas existentes, las que desde al menos
un par de años, ya han sido vislumbradas por expertos.
Jaime Parada, académico del Instituto de Asuntos Públicos
de la Universidad de Chile, señalaba ya en el año
2004 que Chile tendría grandes reservas de gas en la
costa, desde la V a la VIII región, y calculaba que
el costo de explotación, obtención, preparación
y distribución de estas reservas gasíferas,
deberían estar listas durante este año. Es más,
el académico señaló que incluso ya habrían
interesados en su explotación.
La insuficiencia de una política energética
basada exclusivamente en el gas natural se sabía desde
el comienzo de su importación –en 1995 era un
hecho que el consumo de energía aumentaría con
los años y que el gas es, obviamente, un recurso no
renovable. Miguel Márquez, economista y consultor de
la Comisión Nacional de Medio Ambiente (Conama) y la
Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), señaló que “el gas solucionó
parcialmente algunos problemas (...) Solucionaba el problema
de depender tanto de las fuentes hidrológicas en el
país pero no totalmente. El problema del gas natural
suplió parcialmente estos inconvenientes, pero la solución
de extrema vulnerabilidad y de dependencia no se acababa con
el gas natural”.
Durante los últimos días, las autoridades de
Gobierno han centrado su atención en el verdadero problema,
e inclusive parlamentarios como el presidente de la Cámara
de Diputados, Antonio Leal, ya han pedido acelerar las medidas
para lograr una mayor autonomía energética.
Porque, más grave aún, es que al parecer nuestro
principal exportador de gas natural no seguirá siendo
un país productor y preferirá comprar el gas
a Bolivia.
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