Los
cambios en el ejercicio del periodismo en cinco décadas
De los bares y la máquina
de escribir a la Internet
|
Internet
es una herramienta cada día más necesaria en
el ejercicio del periodismo.
|
|
|
A
50 años de la creación de la primera Escuela de Periodismo
del país, vale la pena mirar hacia atrás y revisar
la forma en que se ha vivido esta profesión. Académicos
de la Escuela entregan su visión al respecto y cuentan sus
experiencias.
"El
tecleo de 30 ó 40 máquinas de escribir era la música
que arrullaba mis oídos cuando yo empecé a hacer periodismo".
De esta forma recuerda la académica de nuestro Plantel, Irene
Geis, sus comienzos en este oficio hace 41 años atrás.
Ella perteneció a una de las primeras generaciones de profesionales
egresados de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile,
creada en 1953. Y conoce muy bien las variaciones que se han dado
en el ejercicio de esta profesión a lo largo de las últimas
cinco décadas.
A su
juicio, el periodismo actual es bastante más escéptico
y ascéptico que el de antaño. "El nuestro era
más carnal, más fraterno y más romántico",
afirma melancólicamente. Cómo olvidar, dice, los vívidos
relatos que construyó de cada hecho que le tocó reportear,
las inolvidables discusiones que sostuvo con sus colegas en los
distintos bares de Santiago, o las horas de guitarreo junto a los
linotipistas de los periódicos donde trabajó. También
recuerda la estrecha relación que se creaba con el reportero
gráfico, a quien veía más que a su propio marido,
agrega Geis.
Muy
alejada de una visión nostálgica, la autora de "El
Libro Negro de la Justicia Chilena" y profesora de la Escuela,
Alejandra Matus, es crítica con el tipo de periodismo que
se realizaba antes del golpe de Estado del '73. Si bien reconoce
que la prensa de la época era bastante más pluralista
que la de hoy, no duda en calificarlo de "nacionalista, machista
y propagandístico", ya que cada medio era utilizado
para defender sus propios intereses, presentando versiones parciales
de la realidad, sentencia.
Pero,
al parecer, la prensa actual tampoco tendría mucho de qué
jactarse, afirma la profesional. Incluso, se atreve a afirmar que
en nuestro país "todavía no se hace verdadero
periodismo". Es decir, aquel que es capaz de informar e investigar
cualquier hecho, sin preocuparse de los poderes que hay detrás
y donde el periodista debe ser un ente independiente. Los medios
chilenos siempre han sido "instrumentos políticos",
afirma.
Noches
de bohemia y machismo
Hacia
los años '60 y '70 el ambiente periodístico era marcadamente
machista, reconoce Irene Geis, quien vivió en carne propia
los prejuicios que se cernían en contra de las mujeres y
de los recién egresados de las escuelas de periodismo."Había
que tener el pellejo duro", señala. Ello porque, hasta
fines de la década de los cincuenta, quienes se dedicaban
a escribir noticias se habían hecho sólo a punta de
una gran vocación y un indiscutido talento.
La
académica cuenta que su primer trabajo fue en el diario "La
Tercera". Su jefe en esa época era Luis Fuenzalida.
El temperamento de su superior, recuerda, provocaba que "saliera
el dueño del diario de un cubil que tenía al fondo
de la calle Moneda con Tenderini -donde estaba el periódico-
a ver por qué tanto escándalo, porque él (Fuenzalida)
gritaba y yo lloraba". Pero eso no era todo. Era necesario
pasar por otras pruebas más. "Como ir a reportear las
cosas más sórdidas, salir a tomar a los bares, ir
a prostíbulos y resistir la mayor cantidad de garabatos posible",
dice entre risas.
El
actual director de la radio de la Universidad de Chile y profesor
de nuestro Plantel, Juan Pablo Cárdenas, se emociona al recordar
las largas conversaciones que tuvo con algunos de los íconos
del periodismo nacional, cuya experiencia fue clave para complementar
su instrucción universitaria. Rememora con espacial admiración
a figuras como Luis Hernández Parker y Mario Planet, de los
que asegura haber aprendido mucho. Hoy, dice, existe poco contacto
entre las generaciones y hay cada vez menos periodistas cultos,
capaces de opinar de cualquier tema con propiedad.
Años
de censura y creatividad
"Después
del golpe militar del '73 muchos colegas se olvidaron del periodismo,
buscaron nuevos oficios, se dedicaron a otra cosa. Muchos tuvieron
miedo", dice Juan Pablo Cárdenas, recordando las enormes
adversidades que tuvo que enfrentar la prensa chilena que quería
dar cuenta del momento que se estaba viviendo y que la obligó
a seguir informando, muchas veces, desde la clandestinidad.
"Nosotros
-se refiere a la revista Análisis que el mismo fundó
y dirigió por 16 años- sufrimos todas las adversidades
posibles: las cárceles, las diversas formas de persecución
y de amedrentamiento, pero salvamos con vida y con honor. Otros
no pudieron contarlo", señala. Recuerda, de paso, las
creativas soluciones que buscaron para poder seguir informando,
considerando las múltiples restricciones que el gobierno
les imponía.
Para
que no los "pillaran" con las palabras, aprendieron a
escribir con más sustantivos que adjetivos. Todavía
tiene en mente la ocasión en que se les ocurrió rellenar
con letras las fotografías que no podían publicar
debido a las disposiciones legales de la autoridad de ese momento."Esas
mismas fotografías las exhibíamos en los diarios murales
del Colegio de Periodistas y ahí se formaban largas colas
de gente que quería verlas", cuenta.
El estado actual
|
"Después
del golpe militar del '73 muchos colegas se olvidaron del
periodismo y se dedicaron a otra cosa" señala
Juan Pablo Cárdenas.
|
Al
profesor Cárdenas le llama la atanción la capacidad
que tienen las nuevas generaciones de periodistas de desconectarse
totalmente de lo que ocurre en el mundo cuando no están trabajando.
Para él esto es casi imposible. "Hoy en día a
las 7 o 8 de la tarde ya no tienes más que hacer".
Del
mismo modo, Alejandra Matus percibe al periodista como un funcionario
más, que debe ceñirse rigurosamente a la línea
editorial del medio donde trabaja, lo que en definitiva lo coarta
para dar a conocer a la opinión pública todos los
hechos de los que tiene conocimiento.
Por
su parte, al académico Carlos Ossandón, investigador
y estudioso de la historia de la prensa chilena, le preocupa la
ignorancia que tienen muchos profesionales de la información
acerca de las posibilidades que les ofrece la tecnología
en estos momentos. En este sentido, asimilar los nuevos formatos
y lenguajes sería una tarea pendiente para los comunicadores.
Pero
no todo es pesimismo. Cárdenas destaca la libertad con la
que hoy se pueden tocar ciertos temas -como el sexo- y la capacidad
de síntesis que tiene el periodismo moderno. Además,
aprecia el aporte de internet, gracias al cual sería más
fácil construir un buen artículo. Antes, dice, eran
necesarias numerosas entrevistas y horas en las bibliotecas, mientras
que en la actualidad todo se puede conseguir "en línea".
De
todas maneras, tiene claro que llegar a ser un buen periodista pasa
por otras cuestiones, como asumir - en primer lugar- que se trata
de una tarea que está al servicio de los pueblos. "El
periodista que ejerce su tarea para ganar dinero o para subsistir,
que cumple horario y que no se motiva por todo lo que acontece no
lo va a pasar bien", dice."Es una profesión muy
arriesgada, que te depara pocas satisfacciones materiales, pero
muchas espirituales", remata.
Si
bien las cosas han cambiado, ya sea para bien o para mal, Carlos
Ossandón advierte que no estaríamos ante "modelos
puros" y que es necesario alejarse de una visión nostálgica
del pasado y de una mirada apocalíptica del presente. "Hay
que tener una actitud crítica y sospechosa frente a estos
dos momentos", tratando apartarse de los estereotipos, concluye.
Daniela
Estrada |
Jueves
10 de julio, 2003
|
|