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Las agrupaciones que se toman la pantalla grande

La resistencia en el cine documental

El cine documental, que tuvo un sesgo de misión educativa, hoy tiene una acción social y política, siendo un espacio innovador y atrayente para aquellos que no son escuchados a través de los medios tradicionales.

En este marco, el cine se levanta e invita a los amantes del séptimo arte no sólo a disfrutar del trabajo audiovisual, sino también a pensar imágenes, sonidos y experiencias.

Por Felipe Cantos y Juan Andrés Lizama


El cine es la ventana que distintas agrupaciones utilizan para llegar a un público sin acceso a información, quebrando con la “pura entretención” que este arte siempre ha entregado y que, además, plantea innovaciones, al utilizar historias que están entre la ficción y la realidad.

Los documentales que mostraron a distintas etnias en sus ambientes originarios, han dado paso a aquellos que estuvieron delante de la cámara para situarse hoy tras ellas, creando, imaginando y traspasando su conocimiento y experiencia, plasmándolas en el celuloide.

La resistencia está ahí, y nadie se había dado cuenta. En Chile existen documentales que van desde los movimientos estudiantiles, culturas indígenas y la historia de su música, todos ellos contados por sus protagonistas.

La nueva mecánica utilizada en la elaboración de estos documentos visuales, por ejemplo en documentales indígenas, es que “la estrategia más fuerte de resistencia (…) radica en tratar a la lengua indígena con una normalidad avasalladora, usándola sin complejos de comienzo a fin, tanto en la interpretación de los actores como en la lista de créditos al terminar la película”. La idea, publicada en el reportaje “Cine indígena y resistencia cultural”, de Antoni Castells i Talens en la revista electrónica Chasqui, proviene de varios estudios hechos acerca de la nueva dinámica en la que el cine documental y de resistencia, como se ha catalogado, entra en espacios sociales.

Esta dinámica corresponde a la de alejarse de antiguos cánones de producción documentalista, en la que los protagonistas son tratados como objetos de estudio. Ahora ellos son los que alzan la voz para recuperar un espacio que es también suyo y que sirve de plataforma para hacer un trabajo político que permita abrir puntos de discusión, planteando temas que han sido enterrados y encasillados por una sociedad que se jacta de democrática.

De esta forma, la transmisión de la información juega con la cotidianidad, dándole un poder nuevo, ya que se instala en el mismo nivel que cualquier otra producción cinematográfica, guardando las características de un documental.

 

Trabajo colectivo

Es así como desde un tiempo hasta ahora las organizaciones de carácter popular y también las representativas de movimientos estudiantiles, de trabajadores y de etnias originarias, se adueñan de esta plataforma, no sólo para presentarse sino que también para iniciar debates con el fin de crear una conciencia colectiva gracias a la producción artística de este tipo que, en nuestra cultura de masas, casi no tiene cabida.

Ejemplo de ello son las ricas videotecas que se establecen en distintas comunas del país con el fin de tener al alcance de la mano este tipo de material, que en forma gratuita es expuesto a la comunidad. O también, el caso de organizaciones con una historia más antigua, donde las nuevas voces han encontrado un nicho para representar lo que no pueden por otros canales.

E es el caso del Cine Arte Normandie, que desde el 15 de octubre inició el ciclo de cine de resistencia “Palabras que miran de Frente”. En el ciclo, que se efectuará en forma quincenal, se presentarán en una primera etapa documentales que tratan el tema indígena, iniciando con “El Despojo”, de Dauno Totoro, para continuar, entre otras posibilidades, con el tema Rapanui y Aymara.

Esta iniciativa, igualmente con tener un valor intrínseco en los documentos a exhibir, es también destacable en cuanto al trabajo que personas de distintas insttituciones hicieron para sacar adelante el proyecto, teniendo todos un mismo fin: encontrarse y aprender del otro. En la organización del ciclo hubo personas del colectivo de apoyo mapuche Kilapan, del Cordón de Educación Popular, de la Casa de la Cultura de la Legua y estudiantes universitarios.

Respecto de "El Despojo", "esto es un documental, por cuanto es una obra audiovisual destinada a un público masivo, a exhibirse idealmente en medios de comunicación masivo, pero también es un documento por cuanto tiene una intención distinta a un documental propiamente tal, una intención de permanecer, de no restringirse al momento actual”, según declaro su realizador en entrevista al Portal de Literatura Mapuche.

Documentales en la quinta región

En el pasado mes de septiembre, la Universidad de Playa Ancha (UDPA) inauguró su Primer Ciclo de Documentales Chilenos que incluye las cintas: “Malditos: La Historia de los Fiscales Ad Hoc” (de Pablo Insunza); “Ma Pacha Utjiana” ("Había una vez" en Aymará, de Alex Moya); “Conchalí Big Band” (de Andrés Carrasco), la historia nortina “Jorge Peña: Su Música y los niños” , “La Farra”, “La mina” y “Actores secundarios”. Todas estas películas fueron financiadas por el Fondo Nacional para el Desarrollo de las Artes, FONDART. Las cintas relatan temáticas sociales (Conchalí Big Band), culturales e indigenistas (Ma Pacha Utjiana). Estos documentales intentan rescatar la memoria histórica de nuestro país, junto con promover el desarrollo local. Es una iniciativa de carácter gratuito que durará hasta el mes de noviembre, por lo que aún existe la posibilidad de disfrutarlos.

Fuentes de la UDPA declararon a CTN que el ciclo de documentales fue pospuesto en un mes, por lo que en un principio debía terminar en octubre debido a la poca difusión del evento, suspendiendo los documentales “Emile Dubois” y “Cristo de la Matriz” del Consejo Nacional de Televisión.

Por esta razón, asistir al ciclo fue una excelente oportunidad para promover uno nuevo el próximo año, posibilidad que no se descarta.

La programación fue la siguiente: el 21 de octubre se exhibió “Conchalí Big Band”, del documentalista Andrés Carrasco. Este trabajo se centra en la historia de tres jóvenes integrantes de la orquesta juvenil de jazz, Conchalí Big Band, para quienes la música representa un camino que los ayuda a escapar de una cruda realidad social. Esta cinta participará próximamente en una muestra de documentales chilenos que se presentará en Ginebra (Suiza), en un ciclo de documentales latinoamericanos que se realizará en Bruselas (Bélgica) y en un festival internacional de documentales que se organiza en Gotemburgo (Suecia), lo que da muestras claras de su calidad. Además, el documental será distribuido gratuitamente a 1200 establecimientos municipalizados y subvencionados del país gracias al auspicio de la Fundación World Vision y a un acuerdo suscrito con el Ministerio de Educación (MINEDUC). También será exhibido próximamente por el canal de cable ARTV, por lo que no existe excusa para no verlo.

La siguiente jornada del ciclo trajo documentales por partida doble, pues fueron exhibidos “Ma Pacha Utjiana” (Había una Vez en aymará), de Alex Moya y “Jorge Peña Hein: Su música y los niños”. El primer trabajo expone la visión particular del pueblo Aymara a través de sus leyendas y mitos contadas por la tradición oral representada por sus generaciones más legendarias. El segundo documental retrata la vida de Jorge Peña Hein, académico y músico de la Universidad de La Serena, quien en la década de los '60 organizó la Primera Orquesta Juvenil en la Región, que terminó a comienzos de los ‘70.

El ciclo finalizó el 28 de noviembre con “La Mina”, documental de Alfredo López que trata de los diferentes oficios que deben hacer las mujeres en la minería del norte grande. La muestra de este día también estuvo compuesta por la cinta “Actores secundarios”, que narra la historia del movimiento estudiantil secundario en los últimos años de la dictadura militar, destacando los conflictos con el Gobierno y los nuevos roles sociales que ha adquirido el movimiento. Cabe señalar que cada jornada del ciclo se realizó a partir de las 16.00 horas, en la Sala Multimedios del Campus San Felipe de la UPLA (Benigno Caldera # 351).

Sin duda, el cine documental nacional brinda posibilidades concretas y atrayentes para establecer nuevos espacios de debate y discusión, en los que podemos aprender de las experiencias de todos, con el fin de realmente imponernos como personas activas en una sociedad que cada día nos mantiene más alejados. Lo importante es continuar, apoyar y estimular este tipo de prácticas en las que, de una forma u otra, nos vemos reflejados como un solo conjunto en la pantalla.


Sitios relacionados:

Chasqui, Revista Latinoamericana de Comunicación

Portal de literatura Mapuche


Cine arte Normandie

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