Renovación de los noticiarios

Más que una cara bonita

La antigua pareja de conductores, Cecilia Serrano y Bernardo de la Maza y el actual conductor de 24 horas, Amaro Gomez-Pablos.

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La aparición de Amaro Gómez-Pablos como conductor del remozado noticiario de TVN es tal vez el símbolo más emblemático de las innovaciones que han sufrido en el último tiempo los distintos noticiarios de la televisión chilena. Ante esto cabe preguntarse ¿existe un cambio de fondo tras estos nuevos envoltorios?

Más de 10 años de convivencia y de pronto ya no era el mismo. Se veía distinto, hablaba diferente e incluso modificó su nombre. Además juraba, con su nuevo acento, que no era sólo un cambio de look. Pero ¿realmente es otro?

La aparición de Amaro Gómez-Pablos no ha sido lo único que ha provocado esta pregunta. La misma duda surge al ver que un anunciado cambio en el formato de un noticiario sólo parece entregar en distinto envoltorio, el fondo de siempre. Sin embargo, para Francisco Poblete, editor de economía y política de 24 horas, el fondo también ha sufrido modificaciones, sólo que por ser un proceso gradual se torna menos visible.

Pese a que el formato cambió de forma radical y la base de manera paulatina, el envase siempre mantiene el sello distintivo de cada canal. Esto, porque todas las transformaciones se fundan en torno a la política editorial que rige a cada estación. Pese a ello, sería un error pensar que la fidelidad a sus orientaciones programáticas no permite renovar más que la envoltura. Aunque las máximas se mantienen, el producto es susceptible de ser modificado.

Uno de los factores que influye es el gusto de la gente. Como afirma Poblete, el desarrollo económico y cultural del país ha provocado grandes cambios en la sociedad, obligando a los noticiarios a adecuarse a las nuevas realidades.

Pero el mercado noticioso no sólo debe considerar las preferencias de su clientela, también debe poner especial atención a que dentro de la oferta existente, su producto sea el más apetecible. Por esto, la competencia obliga a los canales a estar con un ojo en su noticiario y el otro en el del vecino. La “fórmula mágica” es en potencia aplicable a cualquier canal. Así, y aunque no existen clones informativos, los noticiarios tienden a la homogenización. De la misma manera, el consumidor tras recibir cada día lo mismo, llega a un punto de hastío respecto de lo que le ofrecen las distintas estaciones.

Esta es la razón por la que los programas de noticias buscan constantemente renovarse, antes que la máquina del desgaste les reporte consecuencias negativas en audiencia. Tal vez el caso más emblemático del último tiempo, sea la metamorfosis sufrida por “24 horas”. El noticiero estrella de Televisión Nacional de Chile, llevaba más de diez años sin grandes cambios, por lo que los ejecutivos decidieron que era necesaria una reestructuración.

El año pasado los directivos de TVN advirtieron que la pérdida de audiencia no sólo dependía del desgaste del formato; existía otro factor, que en ese momento se tornaba aún más determinante que el anterior. El fenómeno “Machos” y el consecuente aumento de sintonía de Teletrece, demostró que el público tiende a quedarse en el canal de su teleserie. Por eso, el rating que “deja” el programa anterior al noticiario es determinante. Este piso de audiencia podría considerarse como un arma: mientras los canales grandes tienen un tanque, los pequeños sólo cuentan con una honda.

Para superar esta desigualdad, los canales chicos deben usar su ingenio para diferenciarse y así captar telespectadores. Según Alejandro Guillier, director de prensa de canal 11 y académico de nuestra Escuela, desde el comienzo del nuevo Chilevisión Noticias, la estrategia ha sido la contraprogramación. Esto se entiende como estructurar el noticiario de forma contraria a los hegemónicos.

Pero ¿todo lo teórico se desvanece en el aire? Existen hechos que indicarían lo contrario. En la práctica, los cambios se reflejan en que los reportajes se independizaron de los programas de investigación, para irrumpir sigilosamente en los noticieros. El protagonista de estas historias pasó a ser el ciudadano común. Para Guillier el chileno quiere ver en pantalla lo que a él le pasa. Por eso, las fuentes se han diversificado. Los referentes clásicos han dado paso a nuevos actores por lo que no sólo vemos políticos u otro tipo de personajes conocidos en pantalla.

La ruptura con el pasado también se extiende al terreno de lo narrativo. La innovación se ha consolidado como una necesidad al momento de construir el relato.

Todo lo anterior con el objetivo de atraer a la audiencia incluso respecto a aquellos contenidos que parecen no interesarles demasiado.

La reforma encarnada

No existe una vacuna para inmunizar a los conductores de la reformulación del formato. Cecilia Serrano y Bernardo de la Maza fueron despedidos para dar lugar a quién sería el rostro de la nueva apuesta del informativo: Amaro Gómez-Pablos.

Rafael del Villar, semiólogo y profesor de nuestro plantel, opina que lo importante no son los presentadores, sino el imaginario que transmite el noticiario y con el que la gente debería sentirse identificada. Sin embargo, a juicio del académico, los medios aún no se han dado cuenta de ello.

No obstante, es posible conjeturar que los conductores fueran la representación de este imaginario y es ahí donde radicaría su relevancia. Prueba de ello es que para Francisco Poblete, editor de 24 horas, la salida de Serrano y de la Maza respondería a que se les asociaba a una idea específica que no tenía una correspondencia con el nuevo esquema.

Del Villar cree que la reestructuración no ha sido profunda, pues piensa que sólo habrá cambios sustanciales cuando el sistema colapse. Sin embargo, el académico está de acuerdo con Guillier en que la crisis es el ambiente que posibilita el cambio, la gran oportunidad de algo distinto. En palabras del conductor de Chilevisión “nada cambia cuando le está yendo bien”.

Para saber si el cambio va más allá del envoltorio, es necesario tomar distancia y esperar. Ninguna renovación de fondo se realiza de un día para otro. Se trata de un proceso que para ser entendido, debe situar a los puntos comparativos separados en el tiempo. Lo que sucede hoy se entenderá mañana. La transformación está en curso.