EL NINJUTSU EN CHILE
|
El maestro argentino de ninjutsu Daniel Hernández |
El ninjutsu llegó a Chile en el año 1987, gracias a un contacto que se logró con el maestro argentino Daniel Hernández, quien era en ese momento 2º Dan en este disciplina de la línea Bujinkan. El primer artista marcial chileno que comenzó a practicarlo con el maestro Daniel Hernández fue el maestro Guillermo Montes, quien hasta entonces acumulaba cinturones negros en las disciplinas de karate, kung-fu y kobudo. Casi dos años después, el profesor Efraín Frías, de Antofagasta, comenzó la enseñanza del ninjutsu. Frías fue también discípulo del maestro Daniel Hernández en Argentina, donde practicó junto a Guillermo Montes.
A pesar de sus casi veinte años de presencia en nuestro país, el ninjutsu fue legalizado por la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN) recién en 1998. Su práctica estaba reservada exclusivamente a militares, por lo que enseñarlo a ciudadanos civiles era ilegal. Esto, por la letalidad que las autoridades fiscalizadoras percibían en el arte marcial japonés.
Debido a ello, fueron aproximadamente once los años en que se hicieron clases clandestinas, tiempo en que se formó una cantidad no despreciable de cinturones negros. Una vez legalizado, el ninjutsu comenzó rápidamente a propagarse en el país y se abrió un número relativamente importante de escuelas, la mayoría de ellas ligadas a Bujinkan.
Las leyes chilenas indican al ninjutsu como "arte marcial", lo que lo distingue de otras disciplinas como karate, judo, taekwondo o kung-fu, las cuales son consideradas como deportes de artes marciales. Esta diferencia es crucial, pues los deporte pueden ser practicados libremente, mientras que las artes marciales puras requieren, en teoría, que los estudiantes posean un permiso extendido por autoridades nacionales.