Plagios y plagiadores:
Sin
Querer Queriendo
Eso de copiar
el trabajo ajeno ya no remece a nadie, no sólo porque el
ilícito queda impune, sino por la arremetida de la intertextualidad,
para algunos una técnica literaria, y para otros, un ingenioso
eufemismo.
Existen leyes
que regulan este delito, pero ante la cifra real de sancionados,
parece que o no se conocen o no se respetan. He aquí los
aspectos más relevantes de este nuevo tipo de clonación.
Por
M. Teresa Ovalle y M. Francisca Solar
"En un
lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, frente al
pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía
había de recordar aquella tarde en que, al despertar de un
sueño agitado, Gregorio Samsa se encontró en su cama
transformado en un horrible insecto". No frunza el ceño.
Aunque suene descabellado, alguien en realidad escribió esto,
copiando a Cervantes, García Márquez y Kafka sin remordimiento
alguno.
El culpable es el protagonista de la novela "Copyright"
del argentino Jorge Maronna, la cual provocó una gran polémica
en el año 2000 por utilizar la figura del plagio como un
recurso humorístico. Si bien muchos detractores lo acusaron
de extremista y mordaz, otros alabaron su naturalidad, pues expuso
directamente un acto que a pesar de ser un delito prolifera, transformado
hoy en una nueva corriente creativa.
Hasta los artistas
más connotados han sido acusados de "robar" obras
ajenas -como el recordado caso de Neruda y su supuesta copia a la
obra de Tagore- pero, al menos en lo referente a Chile, nunca se
ha tratado como un ilícito grave y todos los casos desaparecen
del debate público en un dos por tres.
Porque la tendencia hoy es apelar a la intertextualidad, concepto
que sugiere que todos los textos poseen citas de otros textos muchas
veces no asumidas, pues operan a nivel del inconsciente, lo que
vendría a validar el hecho de usar "sin querer"
las ideas de otros.
Lo tuyo es
mío, lo mío es tuyo
El plagio -palabra
que viene del latín "plagiare", es decir, "engaño"-
es una práctica tan antigua como la escritura misma, sólo
que ahora intenta pasar inadvertida, reclamando a viva voz el derecho
de aludir a textos de otros. Es importante aclarar que esto último
puede ser considerado legítimo, siempre y cuando esa alusión
se explicite con nombre y apellido. "Lo que en definitiva separa
el plagio de la intertextualidad es la intención de quién
la realiza (la obra), y eso no es comprobable cien por ciento, a
menos que el imputado confiese haber obrado de mala fe", aseguró
a CTN Rafael del Villar, semiólogo, sociólogo y profesor
de la Universidad de Chile.
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Y sobre esto
salta al escenario lo ocurrido a principios de este año con
el concurso de cuentos Paula, el cual estuvo en boga debido al destape
de un supuesto plagio por parte de la ganadora del certamen, Paulina
Wendt. Un desconocido habría denunciado a la revista la similitud
abrumadora entre el cuento de Wendt y el de un escritor argentino.
Tras la acusación, revista Paula decidió quitarle
el premio, procediendo luego a retirar el libro del mercado. A juzgar
por la nula cobertura de prensa, lo más probable es que este
tema nunca llegó a tribunales, a pesar de que el plagio según
la ley es un delito y debería castigarse.
Jorge Mahu,
abogado y director del Centro de Estudios Jurídicos de la
Sociedad de los Derechos de Autor (SCD), en conversación
con CTN, opina: "Determinar un plagio en general es difícil,
porque se necesitan varios elementos. En primer lugar, una obra
que sea conocida. No existe plagio de una obra inédita. En
segundo lugar, el plagiador debe utilizar los elementos esenciales
de esta obra para hacer una nueva, y luego hacerla pasar como propia.
Para probarlo, los tribunales se asisten por un informe de peritos
en donde se comparan los dos textos, se ven los grados de similitudes,
etcétera. En definitiva, es un proceso complicado",
puntualizó.
Pero como los
malos hábitos son los primeros en adecuarse a los nuevos
tiempos, el plagio ya ha alcanzado a la triple doblebé, desde
links no autorizados hasta la copia exacta de sitios completos.
Bienvenidos al quilombo cibernético.
La cultura
del copiar-pegar
La arremetida
de la era Microsoft ha permitido que una mayor cantidad de documentos
literarios, científicos, periodísticos e incluso composiciones
musicales -publicadas sin indicar ni autor ni procedencia- esté
al alcance de cualquier persona con acceso a Internet, para fines
no siempre loables.
Hay para todos
los gustos: desde textos clásicos hasta tratados de sociología
a sólo un clic de distancia. Con estas facilidades, se hace
mucho más común el hacer pasar una obra ajena como
propia, convirtiendo a la red virtual en el paraíso de quienes
optan por la ley del mínimo esfuerzo sin invertir tiempo
ni energía en creaciones originales.
Existen también
portales web que ofrecen obras de escritores sin contar con sus
autorizaciones. Para normar estos casos, la SCD estableció
una oficina cuyo fin es regular las obras publicadas en Internet.
Pero Mahu indicó que hay que diferenciar entre la publicación
de obras de dominio público y las protegidas por el derecho
de autor.
"Se pueden
poner en Internet obras clásicas, no protegidas, si el autor
falleció hace más de 50 años y nadie heredó
los derechos. Pero no se puede publicar si el autor está
vivo o si sus herederos conservan los derechos de la obra",
indicó el abogado.
Pero sin importar
cuantas leyes existan, los plagios suman y siguen. Como indica Wilson
Muñoz, del sitio MaestrosdelWeb.org, esta práctica
es común en dueños de sitios con poca experiencia.
"Cada webmaster se rompe la cabeza para crear nuevas cosas
y sobre todo para que gusten pero ¿qué pasa cuando
alguien quiere hacer lo mismo y no puede? Es cuando surge el plagio
de las ideas (...) lo que es muy conocido entre la gente nueva que
no sabe de lenguajes de programación y mucho menos de diseño
gráfico, por eso lo roban", señaló.
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Entonces, ¿está
la sociedad frente a una crisis de originalidad?. Rafael Del Villar
opina que no. De hecho, explica que estamos en una época
que ofrece múltiples posibilidades. "Este siglo está
marcado por saberes amplios, es decir, hay un gran campo para la
creación. Pero lo que no existe hoy son voluntades creativas
que se hagan cargo de esas posibilidades. Si ahora se ven más
plagios es porque son de fácil construcción: la gente
no se interesa por generar nuevos productos, provocando un desequilibrio
entre las posibilidades para crear y lo que la gente hace",
sostuvo.
Al parecer,
cual oveja Dolly, la clonación de ideas ha llegado para quedarse.
Según Del Villar, la noción de que éstas surgen
solas, como caídas del cielo, es infantil, pues no existen
ideas propias en sí. Todo lo que sabemos es aprendido dentro
de una cultura e internalizado por socialización. Por lo
tanto, la creatividad pasa por combinar elementos ya conocidos pero
de manera original, proceso no tan difícil si se es optimista.
Porque como bien decía Tomás Alva Edison: "El
genio es un uno por ciento de inspiración, y un 99 por ciento
de transpiración".
Plagios
en el Cine
· El tema principal de "El Color Púrpura",
de Quincy Jones, es muy parecido al de la música que
Delerue compuso para "A las Nueve de la Noche".
Al respecto, hubo una demanda y un juicio para aclarar el
asunto.
·
Jerry Goldsmith se parodia a sí mismo en "No Matarás
al Vecino", ya que utiliza el tema que compuso para "Patton"
a la hora de describir al militar interpretado por Bruce Dern.
· Más tarde, volvería a autoparodiarse
con ese mismo tema en "Small Soldiers", otra de
sus colaboraciones con Joe Dante.
· En "Gremlins 2" se pueden encontrar guiños
musicales de las películas "Batman" y "Rambo".
· Fragmentos de la música de Horner para "La
Batalla Más Allá de las Estrellas" se asemejan
a la música de Prokofiev escuchada en "Alexander
Nevsky".
· El tema central de "Willow" recuerda a
la Tercera Sinfonía de Schumman.
· El tema principal de "Braveheart" es idéntico
a "Kishin Heidan", compuesto por Kaoru Wada.
· John Williams se autoparodia en "1941"
con el tema de "Tiburón".
· El tema "You Are the Pan" de Williams para
"Hook" es igual que el principal de "Agnes
de Dios" de Georges Delerue.
· El tema principal (el cántico de los niños)
de ¿Quién Puede Matar a un Niño? de Waldo
de los Ríos es idéntico al usado por Hans Zimmer
en el documental "The Last Days".
Fuente
BSO Spirit - Curiosidades
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Sitios relacionados:
/www.maestrosdelweb.org
www.mlcomics.com/bsospirit/curiosidades.html
www.euskalnet.net/froilan/plagios1.html
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