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ECONOMÍA

Universidad de Santiago
De la excelencia académica a dicom

Falta de recursos, deudas y problemas internos aquejan a una de las universidades más tradicionales del país. Estudiantes y académicos luchan por devolver a su institución al lugar que le corresponde.

Pero la falta de financiamiento es un problema que afecta a la mayoría de las universidades estatales. La disminución del aporte fiscal, la imposibilidad de adquirir créditos a largo plazo y el peso de una enorme deuda histórica las han sumido a las casas de estudios en una crisis que no tiene atisbos de solución.

Por Paulette Dougnac y Diego Zurita


Nuevamente los estudiantes de la Universidad de Santiago se movilizan. Nuevamente se toman las dependencias de la Usach. Nuevamente se repiten las peticiones de más dinero para la educación. Nuevamente son desalojados.

Lo que no es nuevo son las condiciones en que los estudiantes se encuentran, siendo cada vez menos los recursos que tienen para afrontar su educación en un nivel superior. Las demandas que los jóvenes tienen como bandera de lucha esta vez, son la reacción ante problemas internos de problemas que derivan de lo monetario.

La rectoría se ha visto en la obligación de hacer firmar letras a sus alumnos con el fin de comprometerlos a pagar el crédito universitario. Ellos, a su vez, se niegan señalando que la educación es un derecho y que este beneficio no alcanza a solventar sus necesidades.

A la luz de estos acontecimientos ha circulado el rumor de una oferta de compra por parte de la Universidad Andrés Bello, comentario que no deja indiferente a nadie y que todos los involucrados en el conflicto se han apresurado en desmentir." No sé de dónde salió, pero yo lo encuentro ridículo. El rector no tiene ninguna capacidad de vender, la junta directiva tampoco. Es imposible porque en este momento la Usach no tiene ninguna deuda ni ningún compromiso hipotecable con el campo financiero. No hay ninguna posibilidad de que sea cierto lo que están diciendo" señaló Humberto Jonquera, director general de Gestión y Desarrollo (prorrector) de la Universidad de Santiago, a CTN. La misma versión es compartida por los demás estamentos universitarios.

En el plano interno existen diferentes visiones sobre la deuda de esa casa de estudios. Mientras Jorquera apunta a 13 mil 500 millones de pesos, los estudiantes indican que ésta bordea los 20 mil millones entre compromisos con la banca formal y proveedores. La crisis es grave, los estudiantes demandan soluciones rápidas: "Nos tomamos la U por respuestas muy lentas, por acciones infructuosas. En enero la rectoría planteó 20 medidas para paliar la crisis. Éstas fueron consensuadas con el consejo académico, pero el rector, Ubaldo Zúñiga, las solucionó de manera unilateral" sentenció Pablo Chacón, secretario general de la Federación de Estudiantes de la Usach.

Como consecuencia de la crisis las relaciones al interior de la entidad académica están deterioradas. "Las medidas que toma (el rector) son atentatorias contra el carácter público que le va quedando a la universidad" acusa Chacón. "En toma nosotros no negociamos nada, porque es desbalanceado, como si nos tuvieran una pistola apuntando al pecho", responde Jorquera. Los alumnos pretenden una solución de fondo, están cansados de los parches, quieren tranquilidad, mientras los altos mandos culpan al sistema.

Lo cierto de este nuevo conflicto es que los estudiantes no quieren esperar más por soluciones de fondo, no aceptan las propuestas de rectoría para la cobranza de los créditos y no confían en sus autoridades. Pero el problema de la Usach es solo la punta del iceberg.

Un asunto de prioridades

Hasta el año 1973, la educación superior era prácticamente gratuita en Chile. Hoy, en cambio, el estado financia sólo una pequeña parte del gasto total que tiene cada universidad.

Como explica el economista de la Universidad de Chile Luis Cruz, la cantidad de personas que accedía a la universidad antiguamente era muy inferior a la actual. Por eso, era mucho más fácil financiar la educación superior.

Además, las prioridades del gobierno han cambiado: hoy están enfocadas en la educación básica y media. El principal argumento que esgrime el gobierno para no financiar la educación superior es que no es justo que a través de los impuestos, las personas que no pueden estudiar en la universidad le paguen la carrera a la elite que sí lo puede hacer, como dijera la Jefa de la División Superior del Ministerio de Educación, Pilar Armanet, en una entrevista televisiva, a fines del año pasado

Las políticas actuales del ministerio apuntan definitivamente al autofinanciamiento. El origen de esto se encuentra en el DFL1 dictado el 30 de diciembre de 1980, firmado por el ministro de educación de la época, Alfredo Prieto Bafalluy , el cual señala en su artículo 4° señala que "La autonomía económica permite a la Universidad disponer de sus recursos para satisfacer los fines que le son propios de acuerdo con sus estatutos y las leyes".

Cuando en los años ochenta se instauró el sistema del crédito fiscal, la idea era que estos fondos se reciclaran, usando los mismos dineros para las futuras generaciones. Sin embargo esto no ha resultado, ya que no existe un sistema que asegure que las personas paguen sus deudas. "El Estado pone plata en un saco roto, porque sabe perfectamente que nadie va a pagar", explica Luis Cruz.

En la actualidad se recuperan, según datos del Ministerio de Educación, 25 mil millones de pesos cada año, cifra que permite otorgar créditos totales o parciales a unos 35 mil jóvenes. Esto representa, como explica la periodista del Mineduc Verónica Muñoz, un 50% de lo que debiera recuperarse realmente. Atendiendo a ese problema, el 19 de diciembre del año pasado se aprobó en el parlamento una Ley de Reprogramación del Crédito Solidario, que comenzará a regir a partir del 15 de junio, y que tiende a solucionar el no pago de los créditos, con el fin de aumentar los recursos disponibles para los nuevos estudiantes.

Deuda histórica: una mochila difícil de llevar

A pesar de lo señalado anteriormente, el origen de los problemas económicos de las universidades tradicionales se remite a un asunto mucho mayor: la llamada deuda histórica, que en la Universidad de Santiago asciende a más de trece mil millones de pesos. El origen de esta deuda se encuentra en la reforma universitaria del 81, que otorgó autonomía a las universidades regionales dependientes hasta aquí de la Chile y la Usach y las transformó en entidades autónomas. El problema fue, señala Luis Cruz, que las deudas de las sedes fueron asumidas sólo por las casas matrices.

Si a esto sumamos el hecho de que por ley cada universidad puede endeudarse sólo por la cantidad de tiempo que dura un periodo presidencial, tenemos que las universidades estatales no pueden realizar inversiones a largo plazo. Esto, como señala el director de Gestión y Desarrollo de la Usach, las pone en desventaja frente a lo que pueden hacer las universidades privadas. "Estamos corriendo una carrera con los pies atados y con las manos en la espalda", opina el académico.

Sin embargo, las universidades tradicionales están muy lejos de entrar en quiebra. "Es imposible que las universidades de Santiago o de Chile quiebren" señala Cruz. Y es que el problema de estas instituciones es de liquidez y no de solvencia. "La Usach y la Chile son muy solventes, poseen un enorme patrimonio, por lo tanto la relación deuda - patrimonio es ridícula", indica el economista.

Sea como sea, el problema de la Universidad de Santiago tiene tantas aristas que está muy lejos de encontrar una salida. Pueden lograrse acuerdos, puede apaciguarse temporalmente a los estudiantes. Pero, mientras no se resuelvan los temas de fondo, hay movilizaciones para rato.

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