Toponimia nacional
Disculpe...
¿Cómo dijo?
Nadie cuestiona
a la Guía Caminera. Si nos encontramos con un pueblo de nombre
extraño, 'robado' de algún sitio extranjero o sacado
de un trabalenguas, sólo sonreímos. La responsabilidad
de tales denominaciones, al parecer, tiene sin cuidado a la mayoría
de la población.
¿De
dónde aparecen dichos nombres? Historiadores y lingüistas
aún se mantienen en la discusión. Mientras tanto,
no nos vendría mal un paseo por "Cariño Botado"
o "Peor es nada". Las extravagancias de los chilenos suelen
ser un buen gancho turístico.
Por
Elizabeth Harries y Francisca Solar
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Señalética
a la entrada de "Peor es Nada".
Foto: Las Últimas Noticias
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Si siempre
se ha quejado de que su sueldo no le alcanza para conocer Europa,
despreocúpese. Ya no hay que cruzar el Atlántico en
un barco de lujo o soportar 17 horas de vuelo. Basta con tomar el
metrotrén hasta San Fernando (VI región) y luego un
bus que lo deje en las puertas de Roma. Desde ahí, y si lo
desea, una caminata de quince minutos lo puede llevar hasta El Vaticano
o Troya, aunque no para conocer al Papa ni para admirar un gigantesco
caballo de madera. Todas las localidades mencionadas son parte de
nuestro territorio nacional, así como los pueblos de Polonia,
Canadá, Florida, California, Panamá, Buenos Aires
y Mississippi, con río incluido. ¿No nos cree? Acompáñenos
en un pequeño tour.
El mapa de Chile
no sólo está lleno de intrincados accidentes geográficos,
sino también de pequeñas localidades que gozan de
denominaciones tan extrañas que hasta sus mismos habitantes
se rascan la cabeza. Cuando salen a escena pueblos como "La
Calor" o "El Sobrante", la influencia de los grupos
humanos se vuelve asombrosamente notoria, pero nadie se detiene
a pensar en su significado: alguien, en algún minuto de la
existencia, puso aquellos nombres. Y debe haber tenido sus razones
para hacerlo.
El asunto indígena
es un cuento aparte. Puede que "Puloyo", "Carihueico",
"Chulín" o "Pichico" nos parezcan risibles;
sin embargo, aquello se debe más que nada a nuestra ignorancia
respecto a la atribución que le da el Mapudungún o
Kawéscar, entre otros idiomas originarios, a sus lugares
de asentamiento. Pero, ¿Qué pasa con "Pueblo
Hundido", con "Hospital" o "Calle Larga"?
Ese ya no es terreno de lingüistas, sino más bien de
sociólogos o historiadores. Con brújula en mano, salimos
a terreno.
Por qué
se llama como se llama
Ese es el título
del libro de Alejandro Soffia, autor que se ha dedicado exhaustivamente
a escudriñar el territorio nacional en busca del significado
de los nombres de cada aldea, pueblo y ciudad. Este trabajo ha sido
concebido no sólo como un diccionario especializado, sino
como una verdadera guía de lugares exóticos y recónditos
de los que, junto con saber de su existencia y ubicación,
se devela la verdadera génesis de sus nombres.
Aunque algunos tienen origen desconocido, como es el caso de Los
Vilos (pueblo costero de la IV región). El mito popular asegura
que su procedencia es producto del asentamiento en la zona de un
Lord inglés de apellido Willow. Así entonces, la costumbre
de referirse a este pueblo como el lugar de Lord Willow derivó
en el nombre Los Vilos. Pero esta historia sería falsa. El
verdadero significado tendría procedencia mapuche: 'Vilos'
es el plural de filo, que en mapudungún significa culebra.
Entonces, la localidad en realidad se llama Las Culebras. Así
lo deja demostrado Soffia en sus investigaciones, un resultado bastante
menos aristocrático del esperado por nosotros, los "ingleses
de Latinoamérica".
Respecto a este
mismo tema, Héctor Caviedes, profesor de geografía
de la Universidad de Chile, asegura que no existe una entidad oficial
encargada del "bautizo" de una localidad. "Lo más
probable es que las coyunturas históricas sean las responsables
de la denominación de un lugar", señala para
CTN.
Caviedes se
refiere a que los nombres de los asentamientos humanos han intrigado
desde siempre a los estudiosos de la historia, principalmente cuando
se producen paradojas. Una de las más relevantes remite a
las localidades con nombres mapuches en pleno norte de nuestro país,
pero, recientemente, Etno-historiadores descubrieron que los españoles
llevaron mano de obra araucana hasta esa zona. "En este caso,
el peso del pueblo mapuche y sus topónimos desplazó
a la cultura diaguita, la cual ya estaba en decadencia", señala
el profesional.
Esto significa
que el grupo humano de cada localidad, dependiendo de su contexto
temporal y espacial, asume el nombre que mejor le parece, el cual
puede derivar de los accidentes geográficos colindantes o,
simplemente, de algún personaje representativo o una anécdota.
Luego autoridades como la Municipalidad y la Intendencia ratifican
dicha denominación, respetando la decisión del pueblo.
El más
difícil de los entierros
Si de nombres
arbitrarios se trata, "Salsipuedes" es uno de los más
ilustrativos. Así lo demuestra la historia que cuenta Roberto
Jerez para la Revista en Viaje de El Mercurio. Este salsipuedino
asegura que dicho pueblo de la sexta región, cercano a Malloa,
tiene razones de peso para llamarse así.
Hace algunos
años, lo único que unía a esta localidad con
el resto del mundo era un débil puente peatonal, el cual
sucumbía en invierno producto de la crecida del río
Claro. En un día de esos, un par de jinetes debieron luchar
contra la inundación con el fin de llevar a un muerto hacia
el cementerio, ubicado al otro lado del puente. Fue una tarea difícil;
sin embargo, la odisea no tuvo un final feliz. Los jinetes, borrachos
luego de calentarse al alero de unas buenas botellas de vino, se
percataron de un pequeño detalle: el finado y los caballos
habían desaparecido, si bien en realidad habían regresado
al pueblo por su propia cuenta. Después de esta experiencia,
e imposibilitados de volver a cruzar, al salsipuedino tuvieron que
velarlo otros diez días. "Cómo no se iba a llamar
así este pueblo", afirma Jerez.
Si bien "Salsipuedes" tiene los argumentos suficientes
como para sustentar su extraño nombre, hay otros pueblos
que ni aún sus propios habitantes pueden explicar su denominación.
Tal es el caso de "La calor", pueblo ubicado en la IX
región donde la temperatura no sobrepasa los 15 grados; o
"Cancha de Ski", aldea del valle del Elqui de la cual
sus moradores nunca han visto la nieve. ¿Raro, no?.
Puro consenso
Todos los topónimos
aquí mencionados pueden parecernos graciosos, pintorescos,
o bastante representativos de la personalidad del chileno, pero
aquello refleja una gran vacío regulador. Hector Caviedes
asegura que la mayor parte de los asentamientos humanos son espontáneos
- lo que lleva a nombres arbitrarios - pero al no existir una entidad
exclusivamente dedicada a la ratificación y control de la
toponimia, el asunto se torna confuso y pierde la seriedad que el
mapa de Chile amerita.
Porque en este
terreno, tanto la pequeña localidad de El Vaticano como la
ciudad de Santiago corren el mismo peligro. Si alguien decide cambiar
su denominación, estará en su derecho de hacerlo,
y no podrá ser enjuiciado, encarcelado o perseguido, pues
no existen leyes al respecto. Hoy por hoy, el acuerdo de palabra
es lo único que vale. Si no, visite "Salsipuedes".
Pero nunca en Invierno.
Listado
de nombres freak:
*
Agua helada (Salar pedernales).
* Buenos Aires (Talca).
* Canadá (IX región, cerca de Ercilla).
* Cancha de Ski (aldea, provincia del Elqui).
* Calle larga, Calle del medio, Calle nueva. (Aldeas,
provincia de San Felipe de
Aconcagua).
* Cariño botado (aldea provincia de los Andes).
* California (provincia de Cachapoal).
* El Barquito (Chañaral, III Región).
* El Sobrante (Petorca, IV Región).
* El Vaticano (aldea, provincia de Cachapoal).
* Florida (Concepción).
* Hospital (pueblo, provincia de Maipo).
* La Calor (IX región).
* La deseada (Hornitos, II Región).
* Los Vilos (Provincia de Choapa).
* Manto verde hundido (III Región).
* Mississippi (Valdivia).
* Polonia (San Fernando, VI región).
* Pueblo hundido (San Vicente, Chanco).
* Panamá (Santa Cruz).
* Peor es nada (caserío, provincia de Colchagua)
* Refresco (Taltal, II Región).
* Roma (Colchagua).
* Salsipuedes (Cachapoal, río Claro).
* Troya (VI región).
* Viudas (VI región).
Fuente:
"Por qué se llama como se llama", Alejandro
Soffia.
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Sitios relacionados:
http://www.turistel.cl
http://www.emol.com
http://www.sernatur.cl
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