Contaminación Acústica en Santiago
Sobredosis de ruido

Hace diez años que nuestro país se comenzó a preocupar de esta situación. El aumento de los pobladores en las ciudades, con el tiempo, ha elevado los niveles sonoros a un grado insoportable. El Servicio de Salud Ambiental, recibe mil doscientas denuncias anuales de personas que creen violentada su tranquilidad. Por otro lado, la sordera es nuestra enfermedad laboral más común.

Por Daniela Liendo y Verónica Torres

Con bombos y platillos el ruido amenaza sigilosamente la capital. Cada vez nos damos cuenta de que una ola de horribles sonsonetes logra apoderarse de cada espacio silencioso. El estruendo comienza con el silbido histérico de la tetera, se expande entre bocinazos descontrolados y el zumbido de los motores, logra su mayor esplendor con el chirrido de los frenos de buses. Sin duda, estamos viviendo la cultura de la bulla y Santiago está convertido en una caja de resonancia

Caminar por el Paseo Ahumada en absoluta soledad puede resultar pintoresco, pero hacerlo acompañado de un rumor que no termina es irritante. Imagínese que va tranquilo por la calle y de pronto lo sorprende un hombre gritando a toda máquina ¡El diario, el diario!, los celulares suenan a cada rato y la gente aglomerada murmura sin parar, lo molestan pero sigue. Más allá están los bocinazos y el tráfico que además son los culpables del 70% del ruido urbano que se escucha en nuestra capital ¿Cuánto más puede resistir?...

Nuestro medio ambiente está perturbado de distintas formas, por ejemplo y en orden de importancia, encontramos la contaminación atmosférica, hídrica y acústica. Según el ingeniero de la Comisión del Medio Ambiente (CONAMA) Enrique Suárez esta última es "La más fácil de producir y la más complicada de fiscalizar. No deja residuos, depende del horario y actividad, se percibe por un sólo sentido y por ende, se subestiman sus efectos acumulativos".

La capital es un laberinto de bullicio del cual no podemos salir. Todo sonido que para usted sea desagradable, indeseado y molesto se transforma, automáticamente, en ruido. Día y noche está presente, no cesa ni menos respeta horarios. En efecto es considerado como uno de los contaminantes más comunes, pues resulta barato de producir, ya que necesita de poca energía para ser emitido.

Decibeles en Fuga

Si abren las ventanas de sus aulas reciben aire impuro y ruido extremo. Ya no se concentran y a los profesores les pusieron micrófonos para que no esfuercen más sus gargantas. Ubicado en pleno centro el Liceo N*1 de Niñas Javiera Carrera, ostenta el cetro del establecimiento educacional más contaminado en la Región Metropolitana.

"No lo soporto, está en todos lados, no se calla nunca, es muy desagradable. Hasta tenemos que usar audífonos", afirmó a CTN la alumna de cuarto medio Daniela Alarcón. Las personas que están expuestas a un ruido constante sienten que se han ido habituando a él. Sin embargo, esto no es así. Existe una pérdida progresiva e inconsciente de la audición. Cada célula que el ruido impacta es irrecuperable.

Las consecuencias de este mal no sólo dependen de la intensidad o volumen, sino que también de las circunstancias en que se produce. Un sonido inesperado puede provocar la aceleración de los latidos del corazón, el aumento de la presión arterial mientras las pupilas se dilatan, se seca la boca y las glándulas comienzan a secretar adrenalina. Otros efectos son las migrañas, los ataques asmáticos y la gastritis.

Desde el punto de vista psicológico el trastorno más común es el estrés. Este produce inquietud, irritabilidad, agresividad, alteraciones del sueño y disminución de la eficiencia intelectual. La sicóloga clínica Patricia Reyes afirmó para CTN "Hoy en día, la calidad de vida está muy afectada por la contaminación sonora. El ruido interfiere en la comunicación oral, no nos permite entendernos, por otro lado, mata el sueño que es esencial para mantener los niveles de efectividad y atención".

¡A Callar!

Fiscalizar el ruido es una odisea. Sin embargo, el silencio es un derecho que debe ser respetado por todos. La constitución nos asegura la vida en un medio ambiente apto y tranquilo. Por eso, aunque nuestra legislación sea precaria frente al tema, las posibilidades de entablar denuncias por todos aquellos molestos sonidos que atentan contra nuestra calma, existen.

Las municipalidades y carabineros, cuentan con ordenanzas y equipos para velar por la tranquilidad acústica de los vecinos. Se puede acudir a ellos en distintos casos, por ejemplo, cuando se trate de alguien que esté haciendo una fiesta en un horario que incomode. Pero la mayor parte del trabajo fiscalizador la asume el Sesma. Anualmente esta organización recibe más de 1.200 denuncias por esta materia.

Legalmente estruendosas las discotecas, las boites y los cabaret resultan lejos las actividades más denunciadas. Luego siguen los talleres, las industrias y las iglesias, las cuales últimamente han implementado coros numerosos y sofisticados equipos de amplificación, sin acondicionar sus templos que, por lo demás, suelen estar en zonas residenciales. Curioso resulta comprobar que los conciertos de rock, como el que dará el grupo chileno La Ley en el Estadio Nacional, han sido denunciados en pocas oportunidades al Sesma.

Las sanciones que se aplican pueden alcanzar, si se trata de la primera multa, los 150.000 mil pesos. Ahora, si es reincidencia, puede ser mayor, con un límite legal de 24 Unidades Tributarias Mensuales. Se llega a clausurar cuando se trata de apercibimiento. Esto es, sí los responsables del ruido ya han sido advertidos con anterioridad acerca de los límites que deben respetar y ellos no lo acatan.

Empecemos, lentamente, a bajar los decibeles. Apague su celular, hable más despacio, si quiere llamar a alguien que está lejos de usted, mejor acérquese. Baje la música y el televisor. Conviértase en un descontaminador y asegúrese que los demás eviten el ruido a toda costa.

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http://www.apec-cv.cl/
http://www.conama.cl
http://www.greenpeace.cl

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