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Boom Literario
en Valparaíso Desde hace algunos años la poesía forma parte de las noches en Valparaíso: los encuentros literarios son cada vez más frecuentes y nuevos nombres se integran al círculo de escritores porteños. Estos
elementos le dan otro sabor a los bares, reflejan cambios sutiles
que comienzan a caracterizar el surgimiento de una nueva generación
de escritores que disfruta la bohemia de antaño, pero ahora
con un rostro renovado. Por
Mónica Nanjarí y Hans Stange
Como cada miércoles, es noche de poesía en el bar La Playa, de Valparaíso. El interior está en penumbras, sólo unas pocas velas iluminan desde las mesas. Están los mismos de siempre: el gringo Ken Rivkin, quien organiza estas veladas literarias; los escritores Juan Cameron y Carolina Lorca, bebiendo con fruición vino tinto un par de mesas más allá. En otra, Gabriel Castro, Víctor Rodríguez y los escritores que se reúnen en la librería Crisis. La mayoría es gente joven. Valparaíso es una ciudad con enorme tradición literaria, pero esta noche no se nota. Los autores que observamos tienen 30 años como promedio. No hay ninguna gloria de los viejos tiempos. Esta "nueva generación" de poetas y narradores se ha tomado el puerto. Escriben y desarrollan interesantes proyectos editoriales. Desprecian los circuitos de publicación comerciales y afirman su identidad de "porteños". O al menos, eso parece. ¿Escritura regional o revelación literaria? En nuestra mesa está sentado Luis Salinas, de la editorial Cruce, un Proyecto de Mejoramiento de la Educación (PME) que ganó el colegio Rubén Castro de Viña del Mar en 1999, el cual ha publicado hasta este momento a más de diez poetas noveles. "No es casual la mezcla educación-literatura: la nueva generación tiene una fuerte vocación por la cosa social, por involucrarse y salir del plano del puro discurso. El escritor es un actor social, no un observador", señala. Salinas afirma que "sí hay un boom literario, que nace del descubrimiento de Valparaíso como material literario, no sólo como lugar de sueños". Distinto opina el narrador Gabriel Castro: "Aquí no hay boom de ningún tipo, salvo y sólo en los 'años nuevos en el mar', como hace más de un siglo. Y es pura pirotecnia, no más".
Para Salinas, los escritores del momento conforman una generación, "comparten tópicos, como la religión, la desazón o la vida post-dictadura. Además, son todos esencialmente poetas". Este grupo lo componen Castro, Pablo San Martín, Karen Devia, Carolina Lorca y Juan Cameron. Gabriel Castro prefiere hablar de literatura regional, no de boom porteño. "Están Cristián Vila-Riquelme en Horcón, Marcelo Mellado en San Antonio, otros en La Ligua y San Felipe. En verdad, las diferencias de escritura son mínimas en comparación con la producción que está en los diarios, en los shows de los libros", nos cuenta desde su mesa. Y agrega: "El escritor regional no se siente regional sino ciudadano del mundo. Generaciones de escritores en Valparaíso hay para tirar al techo: de 15 a 99 años tenemos escritores que con más o menos sospecha conviven con armonioso reojo". "Como siempre
los viejos son despreciados per se, sobre todo cuando vienen de
vuelta con poco o nada, y eso a la mirada joven significa mucho
más que pesar los kilos de los libros publicados, medir superficie
de artículos dedicados a ellos en diarios locales o de Santiago,
premios de incierto renombre, fundación y pertenencia a asociaciones
gremiales literarias. La juventud, divino tesoro, sabe bien a quién
venerar, seguir en silencio, suspender el payaseo", concluye
Castro.
En la mesa de al lado están Pablo San Martín y Eric Carvajal. El primero es poeta y ambos son gestores de la editorial La Cáfila, verdadero hito literario del puerto. "Desde el año pasado ya hemos publicado siete títulos nuevos", señala Carvajal. Junto con La Cáfila y Cruce, proyectos como las publicaciones poéticas de Espejo de Tinta (obra de un grupo de estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso) y el Concurso del Gobierno Regional, que publica 10 títulos anuales con tirajes que bordean los mil ejemplares, concluyen un panorama en franca expansión. "Junto con el boom literario, hay también un boom de proyectos editoriales", dice Luis Salinas. Salinas y Castro coinciden en que a los escritores del puerto les interesa publicar, pero no en "el circuito libresco que tan bien manejan en Santiago empresas editoriales, donde las ecuaciones de la ingeniería comercial, el marketing y los estudios de mercado funcionan tan bien como deben funcionar en un país de lecturas tan cunetescas y pirateras", como dice el escritor. Por esa razón, estas nuevas editoriales -y la autopublicación -se transforman en alternativas interesantes. Las universidades, salvo publicar uno que otro autor clásico, no editan a los autores regionales, aunque fomentan encuentros y actividades culturales. Uno de los más importantes es la cátedra de estudios de Literatura Regional que dicta Gabriel Castro en la Universidad Adolfo Ibáñez, un caso quizás único a nivel nacional. Independientes y abandonados a su suerte
La "Nueva Generación" porteña desconfía de las organizaciones como la Sociedad de Escritores de Chile (SECH). De hecho, varios de estos autores crearon una Sociedad de Escritores de Valparaíso, paralela a la SECH-V Región. "En estos tiempos de jugarse la personal, intentos institucionales como la SECH-V parecen débiles y difusos frente a la trizadura feroz del circuito editorial", sentencia Gabriel. Ricardo Oyarzún, de la SECH, lo ve de otra manera: "Es un hecho que también la Sociedad de Escritores en Valparaíso está siendo incorporada a la SECH a través de la filial, pero no es un hecho paralelo o divergente. Todo lo contrario: es congruente con nuestro propósito". Pero a estos chicos tampoco les interesa entrar en el mercado literario nacional. "Esta generación no está ni ahí con irse a Santiago u otros lados. Quieren quedarse en el puerto, aprovechar lo que hay aquí", asegura Salinas. Gabriel, por su parte, asevera: "Merecemos, ni más ni menos, el trato estándar que pocas veces hemos tenido, por el puro y simple hecho de haber nacido en un lugar distinto al oficial. Una doble pega que no pedimos. Basta con batallar alegremente con la palabra, cosa que intentamos realizar golpe a golpe, como si no fuéramos ciudadanos orgullosos de este lado del país, sino ciudadanos del mundo, también provincia del universo". Se acaba el recital en La Playa. Ken agradece y nos invita para el próximo miércoles. Ahí estaremos, supongo, los mismos de siempre.
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