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Senos y garabatos en los canales abiertos:
Un problema de cultura y no de ideología

Los programas que muestran hermosas y esculturales mujeres bailando y exhibiendo su anatomía proliferan en la televisión chilena. La fórmula para obtener un buen promedio en el people meter parece ser tener un clan de muchachas que bailen y un grupo de humoristas.

¿Erotización y chabacanería excesivas o simple oferta y demanda? ¿Problema cultural o ideológico? Lo cierto es que la explotación de la figura femenina en televisión no está exenta de polémica.

Por Roberto Guidotti Zersi y Cristian Martínez Cvitanic


Morandé con Compañía

Las chicas mueven las caderas al ritmo de la contagiosa música y exhiben su generosa anatomía, cubierta sólo por pequeñas prendas. Y usted no necesita ir a ningún local nocturno para ver el espectáculo, basta simplemente con que prenda la televisión y sintonice alguno de los canales chilenos.

Es cuestión de revisar un poco la parrilla programática de la señal abierta para darse cuenta que la invasión de esculturales y esbeltos cuerpos femeninos es un importante gancho a la hora de captar la atención de los espectadores.

Un poco de zapping y listo: ante sus ojos aparecerá Kike Morandé y su clan de modelos, que incluye rubias como Lola Melnyck o Carla Ochoa, morenas como Mey Santa María y Marlén Olivarí o la propia “Porotito Verde”, que regresa tras una aventura por el canal siete. Si su preferencia es la tarde, ahí descubrirá el Team Mekano ofreciendo un ramillete de bellezas para todos los gustos. O a la Licenciada Tetarelli, en La Red, cuya silueta pectoral ha ayudado a subir el rating del canal 4 en el último tiempo.

La receta es básicamente la misma en todos los casos: erotismo y sensualidad. Un “juego de seducción” que ciertamente no pasa de dicho límite, pero que en la mayoría de los casos genera excelentes dividendos para los programas que utilizan el recurso. Aún así, no todos los canales parecen inscribirse a dicha pócima mágica. Tal vez por el miedo que genera verse metido en la inmensa ola de críticas que han llovido sobre instituciones como Megavisión. Pero si hablamos de rating y excedentes económicos ¿no vale pasar por alto las críticas?

Pluralismo versus rating

Está claro que los senos y el lenguaje procaz no tienen ideología. El caso del Mega no resulta entonces contradictorio al pensar en su propuesta desinhibida de entretenimiento bajo el mando de Ricardo Claro, empresario de corte conservador. Su director ejecutivo, Alfredo Escobar, ha defendido la labor de Kike Morandé. Tiempo atrás declaró a El Mercurio que "a él (Kike) le va bien porque hace un programa familiar, pero que va en un horario de adultos", y salió al paso de las acusaciones de vulgaridad diciendo que en ningún caso se trataba de eso sino más bien de explotar el humor, "que la gente pueda dormirse con una sonrisa".

Licenciada Tetarelli

Televisión Nacional, por su parte, está consciente de la importancia que tiene la competencia por la captación de audiencia. De hecho, por no ser una empresa privada, debe autofinanciarse por ley, y el rating se transforma en algo sustancial para la supervivencia de la red estatal.

Sin embargo, siendo pluralistas, no han pensado en incluir en su oferta programática algún producto que emule características como la explotación del cuerpo y el uso de garabatos. Según Rony Goldshmied, productor ejecutivo, "TVN busca privilegiar otros atributos, que incorporen valores como la diversidad cultural y la identidad. Es por eso que a Mekano, le contestamos con Rojo”, dijo a CTN.

Goldshmied no está en contra de los desnudos, "siempre y cuando no sean gratuitos". Para él, programas como Morandé con Compañía se justifican porque debe haber una oferta programática amplia y para todos los gustos. "Pero Televisión Nacional no usará el desnudo y el garabato fuera de la esfera de la dramaturgia", a pesar de abandonar un público que podría significarle más ingresos.

Si se justifica el uso de desnudos y garabatos ¿a qué se deben las críticas?. Ciertamente cada uno de los televidentes tiene la oportunidad de escoger qué es lo que quiere ver, sobre todo ahora con el factor del TV cable que amplia considerablemente el espectro de señales. Pareciera absurdo privar de ciertos programas cuando lo único que se necesita para obviarlos es apretar un botón del control remoto.

Team Mekano

¿Somos realmente tan pacatos?

Para Nancy Aravena, periodista de Revista Vea, no, pues la erotización no sobrepasa ningún límite. En su opinión el lema “esto pide el público esto le damos” es determinante a la hora de seleccionar la parrilla programática, en especial en los canales privados: “Los canales son empresas y tienen que vender. Además que el asunto no va más allá de mostrar algunos cuerpos bonitos, bajo ciertos límites, sin desnudos. No se transgrede ningún principio. Si el boom es el erotismo y los cuerpos bonitos, hay que mostrar eso”, explicó Aravena a CTN.

“Son vetas que se van dando. Al principio fue la del humor y ahora ¿a que acudimos? A mostrar cuerpos. La gente se empieza a entusiasmar; es como darle el dulce al niño, y le queda gustando. Entonces uno le sigue dando hasta que se satura ese mercado, por lo tanto parece que nosotros (los medios) creamos la necesidad, y el público empieza a pedir y nosotros a darle", continuó Aravena.

Distinta opinión tiene, Eduardo Santa Cruz, académico de la Universidad de Chile, quién explicó a CTN que el fenómeno de los programas como Morandé con Compañía tiene que ver con un elemento mayor que las curvas y el rating: las maneras de vivir la sexualidad y el erotismo. A su juicio, "éste (Chile) es un país que vive demasiado mal su sexualidad. Un país con muy poco erotismo, en el que cualquier acto un poco subido de tono es considerado casi como obsceno”.

Otras naciones latinoamericanas son bastante erotizadas, lo que no implica pornografía sino una sensualidad como forma de relacionarse con el mundo y con lo que te rodea. "La chilena es una sociedad muy poco erótica, que requiere entonces compensaciones simbólicas de dichas represiones a través del espectáculo” precisó a CTN.

Eso explicaría fenómenos como los de Spencer Tunick y sus fotos nudistas."Los chilenos se desnudaron para Tunik con ambientes erotizados y en masa, pero difícilmente lo hacen estando solos ante otros”, aclaró.

Los tres principios básicos de un medio de comunicación son educar, informar y entretener, y dentro de este último caben también para los canales el erotismo, la sensualidad y el lenguaje vulgar. La pluralidad marca la pauta y da la alternativa de elegir, le guste a quien le guste dicha oferta. Nadie obliga a los televidentes a consumir los programas.

La caza del raiting dice que hay que mostrar un poco de esto y de lo otro, más allá que el problema sean los intereses, los valores, o la especificación programática.

 

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