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Con las eliminatorias de Alemania 2006 en marcha y el Mundial de 2010 ya asignado a Sudáfrica, renace la polémica en torno a la FIFA y la comercialización del Fútbol.

Por Natalia Paz Araya Raccoursier


La Fifa guarda en sus bóvedas cerca de U$ 4 mil millones, ingresados por venta de derechos publicitarios y de televisación, concesión de campeonatos a grandes firmas entre otros convenios comerciales.
Con estos dineros Joseph Blatter, su presidente habría pagado federaciones nacionales para asegurar su reelección, según lo denunciado por el antiguo secretario general de la Federación Internacional, Michel Zen Rufiner.

También fue acusado por once miembros del Comité Ejecutivo de regalarle 25 mil dólares al árbitro nigeriano Lucien Bouchardeau, celebre en Chile por su actuación en Francia ’98.
La fama de la Fifa dice que es un feudo, territorio de la mafia gobernado por los capos enseñoreados especulando con las riquezas de la institución del fútbol, congestionados de poder.
Es voluntad de la Fifa que el espectáculo futbolero se extienda por el mundo, atravesando barreras políticas, sobrepasando fronteras; y con ellas, legislaciones y soberanías.

Este afán globalizante del espectáculo viene aparejado con las corporaciones y sus siempre primordiales intereses.

Para el Mundial de Futbol de 1998 la Fifa recibió por concepto de licencias U$100 millones de dólares de Adidas, 50 millones de Coca-cola y otros 50 millones de Mastercard.
Para Japón y Corea 2002, Coca-cola abonó 120 millones de dólares.

Para las firmas significó una vitrina privilegiada a un mercado de 2.000 millones de consumidores –la copa mundial fue transmitida en directo para más de 2.800 millones de espectadores y 1.500 millones vieron la retransmisión de la final entre Alemania y Brasil.
Los nombres de estas marcas aparecen en la nómina de conocidas organizaciones de lobby; así, Nike, la marca detrás de la selección brasileña, es miembro de USCIB y Am Cham, donde también participa Reebok.

Entre otras cosas, estas sociedades de lobby trabajan para prevenir que los países legislen perjudicando las libertades de las transnacionales, principalmente en materia de regulación laboral y medioambiental, imponiendo los códigos de conducta internos por sobre las jurisprudencias locales.

Es esponsor de 20 equipos nacionales, se asoció a la Fifa en 1974, controla el 50 por ciento del mercado de gaseosas en el mundo: Coca-cola.
Este gigante emite sólo extractos y publicidad. La cadena de producción: embotellado, distribución, cobros, es delegado a empresas contratistas. La gran transnacional no tiene reparas en comprometerse con compañías locales que enfrentan juicios laborales, ambientales o de calidad, quedando, Coca-cola libre de responsabilidades o sanciones legales.

En Brasil, patria del presidente honorario de la Fifa Joao Havelange, el congreso debió intervenir el contrato entre Nike y la selección de fútbol, eliminando cláusulas que atentaban contra la legalidad y los intereses del país.

Nelson Mandela

Maquiladora es una empresa contratada por una compañía para llevar a cabo una de las operaciones en la fabricación de un producto. Hoy se asocia esta modalidad a transgresiones laborales y de salud medioambiental. La experiencia de México, Brasil, China, India, nos demuestra que este sistema, impulsado por las transnacionales de imagen intachable, oculta trabajo infantil, jornadas ilegalmente largas, enfermedades asociadas a la producción, nula seguridad en las fabricas, discriminación salarial, y paga indignamente baja, haciendo los costos de producción seductoramente reducidos.

En China, el salario mínimo legal por coser balones es 46 dólares, pero la gran mayoría recibe menos de 23 por once a quince horas diarias de trabajo. En República Dominicana, las fabricas, llenas de menores, pagan 70 centavos de dólar la hora por coser camisetas de fútbol.

También se emplean temporeros que cosen en sus casas ahorrando infraestructura, transporte, alimentación, gastos de energía, previsión, etc. Este sistema involucra a la familia, principalmente las manos ágiles de los niños, ya que la paga es por volumen de trabajo.

En la India, donde zonas enteras viven en torno a la confección de material deportivo, 60 millones de niños trabajan y hay 65 millones de adultos cesantes.

Alemania 2006
El 6 de junio del año 2000 el escándalo estalló entre la aristocracia del fútbol: Charles Dempsy, representante de Oceanía ante la Fifa, se abstuvo en la última ronda para dirimir la sede del 2006. Tras la eliminación de Inglaterra llegaron a la final Alemania y Sudáfrica. Las federaciones tras Dempsy le ordenaron darle su voto al país africano. Dempsy alegó presiones indebidas y su abstención significó el triunfo de Alemania por 12 votos contra 11.

Alemania es el país más industrializado del mundo y una de las tres economías más sólidas, a pesar del estancamiento financiero que ya parece quedar atrás, salvo para el consumo interno.
Estadios, aeropuertos, hotelería, alimentación y seguridad: Alemania lo tiene todo para ser la sede modelo de un mundial, además de carreteras que conectan con toda Europa, Asia e indirectamente, con Africa.

El público europeo es una joya de poder consumista, el país germano vende todo los productos posibles, y el mundial de fútbol otorga un estimulante marco de gran potencia emocional.
Las compañías asociadas al evento se refriegan las manos: Adidas, Anheuse-Bush, Avaya, Coca-cola, Continental AG, Deutshe Telekom AG (en proceso de privatización), Emirates Aireline, Fujifilm, Gillette, Hyundai, Master Card, McDonalds, Phillips, Toshiba y Yahoo!.

El 2004 será salpicado por titulares sobre los partidos eliminatorios para la Copa del Mundo 2006. Equipos de 205 países de todos los continentes se miden con sus vecinos para ser uno de los 32 conjuntos que lleguen al encuentro teutón.

Irvin Khoza

Sudáfrica 2010
"Esto es para Africa. Es una victoria del continente africano. Tenemos pensado invitar a toda Africa para que participe en la organización. Creemos que el fútbol va a ayudar al desarrollo de Sudáfrica y de toda Africa" declaró el presidente de la federación sudafricana de fútbol, Irvin Khoza cuando vencieron a, Marruecos –en su cuarta candidatura a sede de un mundial - por catorce votos contra once.

Tras la reñida asignación de Alemania para el 2006, la Fifa estableció la alternancia de continentes. Por eso los candidatos pertenecían a la misma región: Sudáfrica, Marruecos y Egipto más la fallida presentación conjunta de Túnez y Libia.

Los más altos dignatarios de Sudáfrica y tres premios Nobel de la Paz desfilaron ante las autoridades de la Fifa para defender a brazo partido la plaza para el 2010: Thabo Mbeki, presidente de la república de Africa del Sur, el arzobispo Desmond Tutu, los ex presidentes Frederek De Klerk y Nelson Mandela, quien asistió a la votación a pesar de las recomendaciones médicas.

Para Marruecos esta era también la última oportunidad en muchos años de ser sede de un mundial, así que sacó todas sus armas al ruedo. Contrataron al estadounidense Alan Rothenberg, abogaron por ellos el ex primer ministro español Felipe González, al presidente senegalés Abdoulaye Wade y el príncipe marroquí Moulay Rachid.

El proyecto sudafricano era casi invencible: cuentan con amplia infraestructura deportiva y el presupuesto –con 65 millones de dólares de excedente- no contempla ningún aporte de la Fifa a pesar de que se espera que no será posible vender el total de los boletos por los partidos.

¿Es Nelson Mandela un fanático del fútbol o está realmente convencido que este evento es garantía de desarrollo y dólares para su país?
¿Qué compromisos adquieren las grandes corporaciones con el gobierno sudafricano para que este movilice su arsenal moral en pleno para conseguir algo aparentemente tan trivial como la locación de un espectáculo deportivo?

¿Qué significa para un país con un 37% de desempleo y 30% de su población contagiada de VIH, asociarse a Coca-cola, Adidas, Mastercard y Mac Donalds?
Si Africa del Sur no puede garantizar ni la venta de entradas ni el nivel de consumo que alcanzará Alemania el 2006 ¿Qué tipo de concesiones tuvo que hacer?

Antes de la justa alemana, Hollywood va a entregar una trilogía fílmica encargada por la Fifa, financiada en forma cruzada por los patrocinadores oficiales. El protagonista, interpretado por Gael García, será un jugador latino que sueña con integrarse al fútbol británico. Hoy la batalla es entre los patrocinadores de los clubes para ser los elegidos para acoger al futbolista: Everton de Liverpool, auspiciado por Puma, el Manchester U. bajo el alero de Nike y Pepsi o el Newcastle de Adidas y Coca-cola.

Sitios Relacionados:
FIFA
www.africafoot.com
www.cidob.org


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