Al igual que en "El nombre de la rosa" se adentra en
el mundo medieval, en "El péndulo de Foucault",
Umberto Eco se sumerge, y sumerge con él a sus personajes
y a nosotros mismos, en el oculto y magnético mundo del
oscurantismo y las sociedades secretas.
El ocio de un joven intelectual italiano y los dos amigos con
quienes trabaja en una editorial de bajo presupuesto los lleva
a interesarse en textos de los autores que llaman "diabólicos"
y a mezclar sus cuentos como si fuera una sola gran confabulación
mística y milenaria.
Como casi todo en esta vida, el Plan se inicia como un juego,
pero el mosaico cuadra tan perfectamente que, antes de que puedan
evitarlo, adquiere su propia dinámica, su propia lógica,
su propia e independiente existencia.
Eco extrae del olvido hilos de mil relatos de diversas mitologías
que teje magistralmente en una única y magna historia de
la magia y del hombre. La oscilación del péndulo
lo envuelve todo y, desde su centro, nos convence de una verdad
que se sabe falsa de antemano y nos desarma con la increíble
simpleza de toda revelación.
Las argumentaciones técnicas y la detallada descripción
de los primeros capítulos, antes que aburrir, interesa
y atrapa. Cuando la historia comienza a desarrollarse ya es imposible
dejar el libro. Con sus más de 800 páginas, la novela
deja gusto a poco.
"El Péndulo de Foucault",
Umberto Eco. Editorial Plaza & Janés, S.A., Barcelona,
1997. |