Con Tinta Negra

Diego Armando Maradona logró salir de la pobreza gracias a su talento, pero esta virtuosidad no le sirvió para derrotar a su principal adversario, la drogadicción.

Tan grande es la figura de “El Pelusa” que ha sido fuente de inspiración para los más diversos expresiones culturales y artísticas, lo cual reafirma su potencia como fenómeno social.

22 de junio de 1986. Estadio Azteca, México. A poco tiempo de haber terminado la Guerra de Las Malvinas, Argentina e Inglaterra se enfrentaban. Esta vez en una cancha de fútbol. En apariencia, las fuerzas de ambos equipos se encontraban parejas, pero Argentina contaba con un arma secreta: Diego Armando Maradona, el “pelusa”. Su origen, la modesta Villa Fiorito. Su talento, el fútbol

Corría el minuto 50 cuando Jorge Valdano lanza un centro al corazón del área, el estadio enmudece, se encuentran frente a frente el arquero Peter Shilton y Maradona, ambos saltan y inexplicablemente el menudo atacante logra superar las manos del arquero. La pelota entra al arco, los ingleses protestan mano, pero el árbitro marca el centro de la cancha, validando el gol. Con otro inolvidable tanto, considerado como el mejor gol de la historia, el “pibe de oro” le entrega la victoria a Argentina.

A partir de aquel momento, Maradona, con “la mano de Dios” y una zurda milagrosa, se convierte en el baluarte de la alegría argentina y en uno de los mayores exponentes de la destreza futbolística mundial.

En una vida marcada por el talento innato, una personalidad intensa y desbordante, determinada por el abuso de drogas y diversos escándalos ¿cuáles son los factores que han llevado a Diego Armando Maradona a convertirse en uno de los jugadores más admirados y –huelga decirlo– idolatrados de la historia?.

Según señaló a CTN, Enrique Aguallo, sicólogo asesor de la Selección Nacional y Colo Colo, es complicado aventurarse a efectuar un “perfil” de ídolo deportivo. Para Aguallo es difícil señalar las características especificas de personalidad que hacen que un deportista sea mejor considerado por la hinchada que otro: “Realmente no hemos encontrado la respuesta, no hemos encontrado donde está ese magnetismo. Pareciera que hay ciertas químicas de algunas personas hacia la masa, que es difícil llevarlas a palabras”.

Sin embargo, en el caso de Maradona, Aguallo es más categórico: “Obviamente a Maradona lo ayuda mucho el ser extraordinariamente bueno para el fútbol, no solo ser bueno funcionalmente, prácticamente, sino que ser bueno en el dominio del balón... eso hace que a la gente le atraiga”.

Al parecer, en este sentido, las opiniones coinciden. Francisco Mouat, periodista y escritor, entregó a CTN algunas pistas sobre el origen de la leyenda: “Maradona era demasiado bueno para el fútbol, un jugador genial, fuera de serie. Tenía ojos en las espaldas, por decirlo de manera simple. Era frecuente verlo haciendo genialidades en una cancha de fútbol. Entonces, como el fútbol se trata de un fenómeno de masas vasto y complejo, de muchas caras, es bastante fácil que apoyado por la prensa y por todos los intereses económicos que desde el comienzo hubo en juego, su figura se sobreexpusiera y se convirtiera en mito”.

Con todo, el peso de ser un mito viviente fue demasiado para el jugador argentino. Según Mouat, “pocos seres humanos deben estar preparados para soportar el grado de endiosamiento en que él fue involucrado. Claro, las malas juntas las eligió él, especialmente en Italia, pero ya entonces le habían hecho creer que en verdad era Dios. ¿Alguien puede permanecer incólume si lo nombran Dios?”.

La santa iglesia de D10S

Y en la práctica, un grupo de fanáticos de Rosario, Argentina, decidió sacralizar su devoción por el pibe de oro instaurando la Iglesia Maradoniana, que ya cuenta con 600 fieles oficiales en todo el mundo. Casi para no creerlo, se comportan como una verdadera Iglesia cristiana. La diferencia está en el dios en el que depositan su fe y en que sus fundadores no son santos, sino dos periodistas argentinos, Hernán Ames y Alejandro Verón.

El singular culto surgió en una reunión celebrada el 29 de octubre de 1998. Los periodistas, con una cuantas copitas a cuestas, decidieron celebrar la Nochebuena Maradoniana, ya que al día siguiente su ídolo cumplía años. A partir de ahí le dieron vida a la Iglesia, con sus 10 mandamientos, el “Te-diegum” y hasta con un comité inquisidor que ha condenado a figuras de la talla de Joao Havelange (el símil de Satanás), Joseph Blatter y Edson Arantes do Nascimento “Pelé”.

Amenazan con someter a proceso a todo aquel que ose hallarle un defecto al mito o hablar mal de la personalidad del “D10S”, anagrama que da connotación divina a la camiseta número 10 del jugador.

Sin embargo, las críticas a tal particular religión no se han hecho esperar. Aldo Schiappacasse, profesor universitario, periodista y comentarista deportivo, señaló a CTN que la Iglesia Maradoniana le parecía “una pelotudez” ya que “nadie puede convertir a un ser humano en Dios y más aún a un ser humano con tantos pecados como Maradona. Además, estructurar una iglesia en torno a un gallo que jugaba bien a la pelota, no es absurdo, es torpe”. Amén.

Más allá de la cancha

Pero aquella no es la única expresión que la cultura popular argentina ha dedicado al ídolo. En enero de este año se estrenó en Buenos Aires el musical “El diez entre el cielo y el infierno”.

La puesta en escena traslada al público al futuro, presentando a un Maradona de 84 años en un cuarto de hotel, observando por televisión un homenaje al que no pudo asistir. El anciano, crítico, sabio, poético y delirante, enfrenta al público y a sus propios fantasmas. Las escenas recrean los altibajos en la turbulenta vida del ex jugador.

La idea es traducirla, adaptarla y hacer una versión para diferentes países, con el fin de que recorra el mundo y sea presentada en grandes escenarios, como los de Nueva York y Londres.

Además, un museo itinerante, inaugurado el año 2003, da testimonio de la vida del ídolo, mediante objetos cuidadosamente guardados y clasificados por Claudia Villafañe, ex esposa de Maradona.

Entre los objetos en exposición figuran los botines con los que Maradona convirtió los dos goles contra Inglaterra en el Mundial de México ’86, y una gorra militar dedicada por Fidel Castro.

La exposición se encontraba a comienzos de mayo en México y había firmes propuestas para llevarla a China, Japón, Corea, Egipto, Los Ángeles y Barcelona. Asimismo, formará parte de los actos de conmemoración del centenario de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) y tendrá un sitio en un pabellón de Berlín durante el Mundial de Alemania 2006.

De regreso a la tierra

En 1994, durante la Copa del Mundo en Estados Unidos, más de 50 mil espectadores vieron salir a Maradona de la cancha del estadio Foxboro tomado de la mano de una enfermera. El partido había llegado a su fin y el astro argentino debía cumplir con el control antidoping. La prueba resultó positiva por Efedrina y esto marcó el fin del largo romance entre la albiceleste y Diego.

Pese a todo, Maradona es un Ídolo y como tal posee incondicionales que le perdonan hasta el último de sus pecados. Todo lo que entregó a Argentina es demasiado. Sólo falta un paso para que Maradona sea mitificado al nivel de Gardel, Evita y el boxeador Carlos Monzón. Ese paso es la muerte.

Los Mandamientos
Entre los 10 mandamientos de la Iglesia Maradoniana se destacan “La pelota no se mancha, como dijo D10S en su despedida”, “Amar al fútbol por sobre todas las cosas” “difundir los milagros de Diego en todo el Universo”, “No proclamar a Diego en nombre de un único club” y “llevar a Diego como segundo nombre y ponérselo a tu hijo”.