Con
el éxito de "El chacotero sentimental" y "Taxi
para tres" las cosas han cambiado en el cine chileno. Desde
1992 el Fondo de Desarrollo de las Artes y la Cultura (Fondart)
ha entregado casi 3 mil millones de pesos al área audiovisual,
lo que en algo ha ayudado a los cineastas nacionales.
"Taxi para
tres" recibió la Concha de Oro en el Festival de San
Sebastián. El primer filme chileno del género de terror
"Ángel Negro" ha tenido éxito en el extranjero,
por lo que logró ser vendida al canal HBO y a la señal
de televisión satelital SKY.
El cine latinoamericano,
gracias al éxito de público en sus países de
origen, premios en festivales europeos y estreno en varios mercados,
se ha convertido en un verdadero boom, superando incluso al cine
español.
El negocio del
cine en Chile puede ser muy rentable pero se desconoce su potencial.
El ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, en
el Festival de Valdivia 2001, confirmó con cifras en mano
las posibilidades del cine local como industria rentable. Es por
ello que los cineastas criollos deben luchar por buscar recursos,
ya sea mediante el Fondart, la Corporación de Fomento de
la Producción (Corfo), o consiguiendo coproducciones con
países europeos.
"Taxi para
tres" consiguió sus recursos gracias al aporte de Corfo
y a que su director, Orlando Lübbert, ganó tres Fondart
consecutivos. Ejemplo de estas coproducciones es la recién
estrenada "La fiebre del loco". La productora Deseo, encargada
de todas las producciones del director español, Pedro Almodóvar,
también se involucra en proyectos internacionales, y este
es el caso de la película de Andrés Wood.
Cuando no se
cuenta con recursos estatales o coproducciones internacionales,
es el mismo director el que debe sacar dinero de su propio bolsillo.
Así logró Mariano Andrade crear su último largometraje
"Antonia", aunque quedó con una considerable deuda
que fue paliada, en parte, por la coproducción con España.
El costo total de la película fue de 170 millones de pesos.
En este franciscano ambiente lo principal es ahorrar. "Las
locaciones no podían pagarse y los autos eran de amigos,
pero el trabajo en equipo sorteó cualquier estrechez",
comenta Andrade.
Muchos directores
chilenos deciden emigrar a países desarrollados donde pueden
conseguir más dinero para llevar sus ideas al celuloide.
Raúl Ruiz, director avecindado en Francia y que lleva más
de veinte años fuera de Chile, es el director chileno más
destacado en el extranjero. Sus películas han contado con
destacados actores como Catherine Deneuve y, pese a no ser comerciales,
han tenido éxito.
Falta de
marketing
Cuando el cine
dejó los tiempos artesanales de Lumiëre y se convirtió
en industria, el marketing comenzó a ser fundamental para
promocionar las películas y crear "estrellas del cine".
En un mercado
local tan reducido los medios de promoción deben destacar
por su creatividad e ingenio. Es así como en los Festivales
de Valdivia y Viña del Mar comenzaron los llamados "work
in progress", donde se presentan proyectos no terminados a
productores y distribuidores que se puedan interesar en ellos.
En la promoción
de "Taxi para tres" el ingenio del chileno hizo su aparición.
"Se nos ocurrió contratar una caravana de taxis Lada
y partimos con los actores y los autos llenos de afiches y globos,
tocando bocinas, desde la Plaza Italia hasta La Reina, donde hicimos
el lanzamiento a la prensa", contó a The Moroso el director
de la película, Orlando Lübbert.
El cine chileno,
pese a experimentar un resurgimiento con un incremento de los estrenos
nacionales y de la recaudación por taquilla de 800 mil dólares
en 1998 a 4,5 millones de dólares en 1999, todavía
utiliza un marketing poco profesionalizado y falto de recursos.
En Estados Unidos,
los estudios cinematográficos destinan el equivalente al
50 por ciento y a veces el 100 por ciento del monto invertido en
la producción de una película en su campaña
de marketing. Mientras que en Chile, donde un film cuesta 300 mil
dólares promedio, esta cifra se reduce al 10 por ciento.
Si la promoción
de películas a nivel nacional se hace con puro ingenio, salir
al exterior se hace más complicado. La única forma
de darse a conocer a los distribuidores es participar en festivales
internacionales, que son los que compran los derechos de exhibición
en el exterior y hacen las promociones.
Incluso esta
básica forma de promoción requiere de al menos 20
mil dólares. En el caso de "Taxi para tres", su
director recuerda que "poner un afiche del filme tenía
un costo de 4 mil dólares que no teníamos".
La sola postulación
al certamen implica un problema de recursos económicos. Este
lo financia el Estado, a través de la Dirección de
Cultura de la Cancillería. Esta dependencia coordina las
invitaciones a los eventos del cine y financia los envíos
de las películas y su subtitulaje. Una vez que éstas
son seleccionadas, paga el pasaje del director y un actor al extranjero.
Otra barrera
es la de nuestra forma de hablar, llena de nacionalismos y rápida
modulación, difícil de entender para el extranjero.
Ello le trajo problemas a "Taxi para tres" en el Festival
de San Sebastián, y obligó al director Andrés
Wood, a renunciar al lenguaje lleno de chilenismos para que la película
funcionara en mercados como España y México.
En el Festival
de Valdivia se analizaron los nuevos mercados que pueden explotarse
para hacer más rentable el negocio del cine chileno, como
la exhibición de películas en aviones. Según
planteó Margarita Montenegro, presidenta de la distribuidora
In Focus, este es un mercado muy rentable, ya que en el mundo existen
más de 150 líneas aéreas equipadas para exhibir
películas en sus vuelos.
Y no sólo
eso. En el mercado norteamericano, los viajes en avión son
la segunda ventana para exhibir una película. Siguen el video,
la televisión pagada y por cable, y la televisión
abierta.
Valdivia:
capital del cine del sur de Chile
La
División de Cultura del ministerio de Educación planea
potenciar y fomentar la industria audiovisual en regiones. Ya eligió
dos ciudades que se convertirán en polos de desarrollo de
esa área: Antofagasta, que en los años veinte fue
cuna del cine mudo chileno, y Valdivia.
El sitial que
ha alcanzado el Festival de Valdivia en los últimos años,
superando en difusión y calidad al de Viña del Mar,
ha facilitado la transformación de esta ciudad como la capital
del cine del sur de Chile. Además, Valdivia cuenta con la
ventaja del apoyo financiero del mundo empresarial de la zona. Este
año los aportes privados rondaron los 20 millones de pesos
y se esperan cifras similares para los próximos tres años.
"Invertir
en cine es un buen negocio, en especial para el área turística.
Los dueños de hoteles y restaurantes de la zona están
muy interesados en que la ciudad se convierta en el centro de la
futura industria audiovisual del sur de Chile", manifestó
a The Moroso la directora del Festival de Valdivia, Lucy Berkoff.
En ese sentido
se han desarrollado en Valdivia cursos de técnicas audiovisuales
para profesores del sur. Además, se creará la primera
film comission chilena, organismo sin fines de lucro que existe
en varios países y que se encarga de canalizar la promoción
y uso de locaciones de una ciudad para películas.
Una de las señales
más concretas del incipiente movimiento será el rodaje
de "Ropa interior", el primer largometraje gestado desde
esa ciudad de la Décima región y que acaba de ganar
un financiamiento Corfo de 5 millones 619 mil pesos.
Ley de cine:
libre de burocracia
Del 14 por ciento
de los recursos que entrega Pro Chile a la promoción del
cine, el Estado lo recupera por sobre el cien por cien. Esto, sumado
a las dificultades que enfrentan los cineastas para desarrollar
su arte, convenció al Estado de la necesidad de una ley de
fomento del cine chileno.
Luego de realizar un análisis comparativo de leyes de cine
de otros países, el área de cine de la División
de Cultura del ministerio de Educación llegó a la
siguiente conclusión: la mejor manera de fomentar el cine
chileno es una ley simple, flexible y abierta, que pueda defenderse
de las amenazas burocráticas. Bajo ese imperativo nació
la propuesta de ley de fomento a la actividad audiovisual, firmada
por el Presidente Ricardo Lagos, que pretende crear un Consejo de
las Artes e Industria Cultural que se dedicará al fomento,
libre de ataduras regulativas.
Este nuevo organismo
no estará conducido sólo por cineastas. Habrá
operadores del Estado y representantes de los ministerios de Hacienda
y Relaciones Exteriores. Además de administrar fondos como
el Fondart o Corfo, la ley chilena también ayudará
a conseguir inversión privada y dará un apoyo a la
distribución de cintas nacionales en el extranjero.
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